Temuco.- Con motivo del Bicentenario de Ecuador y por primera vez en Chile, se presenta una completa colección de dibujos del destacado artista Oswaldo Guayasamín (1919-1999), uno de los pintores latinoamericanos de mayor renombre mundial.
La muestra, que tiene su debut mundial en nuestro país, está integrada por 200 dibujos, que pertenecen a la Fundación Guayasamín, y que abarcan desde una época infantil y juvenil, hechas en hojas de cuaderno escolar, hasta obras de sus últimos años. Hay varios dibujos relacionados con Chile, entre ellos un boceto que le hizo a Gabriela Mistral y uno de Valparaíso, realizado en 1996.
A la inauguración de la exposición “OSWALDO GUAYASAMIN. LA LECCIÓN DEL MAESTRO. 200 dibujos en los 200 años de Ecuador” asiste en forma especial el hijo del pintor, Pablo Guayasamín, director ejecutivo de la Fundación Guayasamín.
Organizada en conjunto por la Embajada de Ecuador, la Municipalidad de Las Condes y la Universidad de La Frontera junto a la Municipalidad de Lautaro. La muestra se presentará posteriormente, entre el 21 de agosto y el 27 de septiembre, en el Centro de Extensión de la Universidad de la Frontera, en Temuco.
“Es una exposición tan inédita que ni los propios ecuatorianos la han visto”, señala Pablo Guayasamín, quien explica que parte de la colección acaba de ser donada a la Fundación Guayasamín, por Maruja Monteverde, su madre y primera esposa del artista. Después de Chile -que es el punto de partida mundial de esta muestra, en consideración al gran cariño que Guayasamín le tenía a este pueblo- la exposición partiría a Europa, presentándose en 2012 en Cádiz, en el marco de la cumbre de Presidentes Iberoamericanos.
La obra de Guayasamín, marcada por su origen mestizo, es fácilmente reconocible y ha sido expuesta en los principales museos y centros culturales del mundo. En Chile se ha mostrado muchas de sus pinturas y la exhibición en el Museo Nacional de Bellas Artes en 2002 ha sido considerada como uno de los proyectos que mayor cantidad de público ha convocado. Es que Guayasamín fue un artista popular en todo el sentido de la palabra y se preocupó de que su trabajo no sólo permaneciera entre los muros de una pinacoteca sino que se expandiera por las calles de su Ecuador natal y de allí se divulgara al mundo entero.
Sin embargo, nunca se ha mostrado un conjunto dedicado sólo a sus dibujos y es precisamente en ellos donde el sentir y la huella del artista está en su sentido originario. Sus dibujos son como los manuscritos de un poeta y reflejan a cabalidad la intención y el nervio del momento. Muchos de ellos se convirtieron en portentosas pinturas y otros quedaron relegados al espacio más íntimo, ése que el creador compartió sólo con sus más cercanos
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