lunes, 5 de abril de 2010

Manos a la obra tras la catástrofe

Estimado Director y Editor:
Es una lástima el comentario irreverente del columnista, Marcelo Segura, quién parodia con una "Cueca en Pelotas", con el solo propósito de desacreditar los pocos días que lleva el gobierno de Sebastián Piñera.
Hay personas, como este caballero, que existe y transita por la vida resaltando con mezquindad sus propias condiciones y no tienen empacho de mostrar su felicidad con la desgracia de los que no se suman a su pequeña mirada.
Siendo un hombre de la región afincado en Arica, a pesar de la distancia y de la comodidad de vida en el extremo norte, me duele y afecta el desastre que provocó este maldito terremoto que destruyó y mató a muchos de mis coterráneos y hermanos compatriotas. Me trae a la memoria la vivencia en Tijeral del más grande terremoto de la historia de la humanidad en el año 1960.
La reconstrucción viene de la mano de un gobierno preparado para dar un salto al desarrollo desde la base de un país que se jactaba estar entre las más importantes economías del mundo. Administrar un país en el que los gobiernos de la Concertación se solazaban de sus grandes obras que se traspasaban de poder en poder. Tal era la euforia, que a la hora de la derrota no trepidaron en amarrar millones para resaltar con publicidad lo que se suponía debía ser reconocido por todos.
Al final la naturaleza se encargó de dejarnos en el lugar que nunca debimos renegar, dejó al desnudo las grandes obras y carreteras que no eran mas que un espejismo comunicacional incapaz de resistir un terremoto. Puentes, Escuelas y Hospitales en el suelo. Las comunicaciones, energía y el agua de un sopetón no estaban al alcance nuestro. Un eficiente aparato productivo destruido. Mil kilómetros de costa arrasada por el maremoto, puertos, embarcaciones y viviendas que jamás volverán a cobijar familia.
Nadie lo dice, porque se entiende que nadie en su sano juicio desea esta desgracia para su propio país, pero en rigor a la verdad este es el país que entrega la Concertación y así lo tiene que recibir la Coalición por el Cambio. De una campaña en donde Sebastián Piñera prometía un país con futuro esplendor, ni el peor de sus detractores deseó que gobernara sobre ruinas, solo le quedó el único camino a seguir "Poner manos a la Obra" y en eso está.
Manos a la Obra con todos, el alma del país no está derrumbada, con los tecnócratas, profesionales, técnicos, empresarios, trabajadores, ricos, pobres, militares, civiles, hombres, mujeres, niños, ancianos, todos tienen un espacio en este proceso grande de unidad al que la patria nos convoca. Incluso aquellos que hacen de la burla un modo de vida, como el señor que parodia con nuestra Cueca en Pelotas, también tiene espacio a la hora de tener el deseo de sumarse a la reconstrucción.
Aquiles Sierra Neira

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