miércoles, 16 de marzo de 2011

Entregan cintillo para permitir que menor que se atiende en el hospital angolino mejore su audición

Angol.- Gestión se realizó gracias a programa de “Cierre de Brechas”. Gracias al programa de “Cierre de Brechas”, el lactante Luis Ríos recibió un cintillo de vibración ósea, pudiendo superar totalmente sus dificultades auditivas ahora que ha cumplido los seis meses de vida, edad ideal para la implementación del tratamiento.
Este niño, paciente del Hospital Mauricio Heyermann de Angol, nació prematuro a las 34 semanas de gestación con una agenesia bilateral de conductos, carencia de pabellón auricular, oído medio rígido, lo que implica que esa sección de su sistema auditivo no funciona y cuenta con el oído interno en perfectas condiciones.
SATISFACCION
René Lopetegui, director del Hospital de Angol, expresó acerca de la entrega del implemento que “nos sentimos muy satisfechos como institución al poder proporcionar a este menor y su familia una solución efectiva, ya que como padre uno comprende la urgencia y ansiedad por resolver las necesidades que permitan a los hijos vivir mejor, que es lo que conseguiremos con Luis”, enfatizó.
Marlenne Carrasco, tecnólogo médico del Servicio de Otorrinolaringología del Hospital de Angol, quien ha seguido este caso, aclara que Luis no es un niño sordo, ya que la máxima sordera esperable para él alcanza los 60 decibeles, en un rango de 0 a 100, lo que es corregido en un 100% con el uso del cintillo de vibración ósea, entregado de forma gratuita y que recuperará la función correspondiente al oído medio, que en términos de audición es la única barrera que presenta este niño de seis meses de edad corregida y siete meses de nacido.
Para el diagnóstico de Luis Ríos y por su edad, el único tratamiento viable era el uso de este cintillo, permitiendo que el audífono amplifique, capte el sonido y lo traspase hacia el otro extremo con vibración, ejecutando la operación que desarrollaría el oído medio. Como el hueso humano transmite vibración basta estimular con vibrador un oído para que ambos reciban el efecto y se tenga una perfecta audición.
En ese contexto, la tecnólogo médico explica que para determinar la capacidad auditiva de cualquier lactante se realiza un examen llamado BERA sólo cuando han cumplido los 3 meses de vida, pero en el caso de prematuros se restan las semanas de adelanto en el nacimiento. Luis fue sometido a este diagnóstico a los 4 meses de vida, que es la fecha en que contaba con los tres meses de edad corregida y que garantizaba que en su oído ya no existía líquido que perjudicara el resultado, como ocurre en todo niño hasta esa edad.
Debido a la confusión que se ha generado sobre este caso, la profesional detalla que, de las alternativas que se han mencionado como tratamiento posible, el implante coclear no es pertinente bajo ningún punto de vista, dado que es exclusivo para pacientes con total sordera, ya que lo que se hace es poner electrodos de forma directa al nervio para suplantar todo el oído.
Por su parte, los implantes óseos son acertados para el caso de Luis, pero con la condicionante que recién pueden insertarse cuando sobrepase los 10 años de edad, debido a que el tamaño del cráneo varía mucho a lo largo de la primera década de vida. Marlenne Carrasco, indica que los implantes óseos, denominados BAHA, son un tratamiento que se implementa en Chile sólo de forma particular, tiene un costo aproximado de 15 millones de pesos, siendo una tecnología nueva con apenas 5 pacientes en todo el país.
Otra opción en el futuro de Luis podría ser que se le abra un conducto auditivo y se le inserte un audífono intracanal y una tercera alternativa es que se le reconstruyan totalmente los oídos. Sin embargo, todas las opciones pueden abordarse a partir de los 10 años de vida y en el caso de una cirugía reconstructiva, desde los 15 años.
El cintillo que recibió Luis Ríos Parra cuesta alrededor de un millón de pesos de forma privada, es de procedencia alemana y fue entregado con pilas para dos años, además de soporte hacia el futuro. En el corto plazo, su tratamiento involucra un monitoreo cada dos días durante un mes para regular la potencia del audífono y comprobar que está escuchando debidamente. A los dos años le corresponderá ir al fonoaudiólogo y al neurólogo infantil para evaluar su desarrollo.

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