jueves, 8 de septiembre de 2011

Calidad y lucro de la Educación

Victoria.- (Alberto Francois Rosas, Concejal) El concepto de calidad y eficiencia va más allá de los resultados o de los números, y en el caso de educación traspasa con creces el umbral de una prueba SIMCE o PSU. Se trata de la formación integral de nuestros niños, desde los valores más cotidianos como respeto, disciplina, responsabilidad, honestidad, que idealmente deberían ser adquiridos en el hogar, hasta aquellos que se van consolidando en el proceso educativo mismo como la solidaridad, sensibilidad social, tolerancia, libertad, igualdad de oportunidades, justicia, valores que junto a los conocimientos que se adquieren en el marco de la malla curricular permiten aspirar que nuestra juventud enfrente el desafío de la vida con mayor claridad, prudencia y consecuencia. En definitiva, la calidad de la educación es un tema directamente relacionado con el compromiso de todos los actores involucrados: padres, directivos, profesores y alumnos.
Bajo esta formación, los más capaces deben intentar alcanzar un nivel de educación superior la cual necesaria e inevitablemente debe ser selectiva, mientras que otros buscarán una alternativa intermedia accediendo a los Centros de Formación Técnica o Institutos Profesionales y el resto hará lo suyo con los más diversos oficios manuales y de servicios que la sociedad demande, a través de los establecimientos de enseñanza técnico profesional. Lo importante es que este proceso tenga lugar de una manera natural, de acuerdo sólo a las capacidades individuales de cada cual, sin excepciones de ningún tipo y sin provocar resentimientos ni menos generar sobreexpectativas. Cada uno debe estar en el lugar que le corresponde en función de una estructura piramidal que establezca un equilibrio entre las legítimas aspiraciones individuales y las reales necesidades de una sociedad. Por cierto, la educación es un derecho fundamental y le corresponde al Estado velar porque ella sea entregada bajo estos conceptos definiendo el modelo pertinente y asignando los recursos que sean necesarios para ello. Si hoy día la educación en Chile se encuentra en crisis ello simplemente es consecuencia de que los responsables no han estado a la altura de las circunstancias.
En cuanto al lucro, hoy día los chilenos reflexionan y debaten si es lícito que los establecimientos de la educación particular subvencionada puedan aspirar a una legítima ganancia por la actividad que desarrollan. La izquierda pretende prohibir aportes estatales directos o indirectos a personas naturales o jurídicas que persigan fines de lucro en materia de educación, como si el lucro fuera una verdadera lacra cuando los recursos provienen del Estado y están destinados a educación, olvidándose, por una parte que bajo este mismo contexto existen empresas relacionadas que entregan a los establecimientos escolares los más diversos servicios y productos como alimentación, vestuario entre muchos más y que obtienen por ello un justo beneficio económico, y por otra, que existen recursos estatales orientados a otros rubros como vivienda, obras públicas e incluso a campañas políticas que para el sector opositor deberían merecer igual rechazo. Más allá que esta medida afectaría a 3.256 unidades educativas (el 83% de los sostenedores tiene un solo Colegio y aproximadamente el 70% de ellos son profesores que realizan emprendimientos individuales) y a 1.054.261 alumnos a nivel país, simplemente se trata del lamento de aquellos que se resisten a aceptar que el Estado absoluto y omnipotente es asunto del pasado. La evolución de los tiempos hoy día nos lleva a otro concepto: TANTO MERCADO COMO SEA POSIBLE, PERO A LA VEZ TANTO ESTADO COMO SEA NECESARIO, a fin que este último regule, mediante organismos creados para este efecto, todas las desviaciones que el primero dé lugar como consecuencia de las ambiciones desmesuradas de los hombres. En el caso de la educación, las futuras Agencia de Calidad y la Superintendencia de Educación Escolar deberían cumplir con este propósito y de esta manera, resulta perfectamente factible la coexistencia de la educación pública, la particular subvencionada con o sin fines de lucro y la particular pagada, cada una de ellas con sus propias características de modo que los padres puedan optar libremente donde educar a sus hijos.
Finalmente, preciso es reconocer que la educación pública hoy en día está en crisis en muchas comunas del país pues debe enfrentar dos grandes deficiencias que requieren ser superadas y que se proyectan más allá de los problemas financieros y de su estructura administrativa: primero, los profesores se encuentran regidos por el Estatuto Docente, instrumento intrínsecamente perverso que con tanta vehemencia defiende el Sr. Jaime Gajardo, Presidente Nacional del Colegio de Profesores, que no permite entregar un merecido estímulo a los buenos educadores ni menos tomar las medidas pertinentes con aquellos que ya no se encuentran comprometidos con el sistema, y segundo, al encontrarse bajo el régimen de la municipalización, queda expuesta a la discrecionalidad de los Alcaldes que no siempre la administran con el profesionalismo que ella requiere.

No hay comentarios: