La huelga de transportistas, sumada a otras movilizaciones en esta misma semana, provocó graves daños sociales y económicos. En la madrugada de ayer, tras larga negociación entre los dirigentes del gremio y el ministro de Transportes -de suyo un precedente para tratativas de igual a igual entre La Moneda y un gremio en paro ilegal-, se anunció que los camioneros depondrían el paro, al lograr que el Gobierno se comprometiera a devolverles el 80 por ciento del impuesto al diésel durante 2008 -con un costo de 52 millones de dólares-, y el total del mismo desde 2009. Además, durante los próximos tres meses se "estabilizará" el precio del diésel -esto es, se les garantizará un precio fijo a los camioneros, justo en el día en que el precio del petróleo sube a 130 dólares-. En síntesis, ante una suma de debilidades, un completo avasallamiento por parte de los huelguistas.
En muchos otros países han surgido protestas de transportistas debido al encarecimiento mundial del petróleo, pero rápidamente se han establecido las instancias de diálogo para hacer frente a un problema que no sólo afecta al transporte de carga. En Chile, sin embargo, la huelga adquirió caracteres agresivos y logró imponer las fórmulas que los interesados deseaban. Para explicarse la actitud inflexible de los dirigentes gremiales, es inevitable examinar las conductas del propio Gobierno.
En sus declaraciones, dirigentes de los camioneros fueron explícitos en afirmar que ellos necesitan hacer sentir su presencia al Gobierno, pues éste ha encarado cada problema según la importancia que les asigna a quienes protestan. Así, si le otorgó importancia central a la calidad de la educación, se debió a que la protesta estudiantil no pudo ser controlada, y no se olvida que ante la llamada "revolución pingüina", las fuerzas de Carabineros fueron reprendidas públicamente. Los camioneros -como cualquier otro grupo de interés- observaron esos acontecimientos y sacaron las conclusiones obvias.
En contraste, en 2002 la autoridad del momento tomó medidas firmes frente a un paro de microbuseros, que utilizaron sus vehículos para bloquear el tránsito en Santiago. Eso tampoco pasó inadvertido, como los mismos dirigentes transportistas lo han hecho notar en estos días: pese a la energía de su protesta, señalaron que se cuidarían de no bloquear el tránsito, porque no quieren que les suceda lo que ocurrió en agosto de ese año, cuando los cinco máximos dirigentes de la agrupación de autobuseros fueron detenidos, en aplicación de la Ley de Seguridad del Estado.
Una reacción débil de la autoridad estimula la protesta violenta. Seis años después de que simplemente se aplicó la ley a quienes bloqueaban los caminos, aún perduran sus efectos. Pero la falta de consecuencia ante otras protestas aún más violentas, como las de subcontratados de Codelco, notoriamente mueve a los gremios más afectados por una situación económica internacional a recurrir al instrumento que más parece hacer actuar a las autoridades: la huelga y la protesta violenta.
Es inaceptable que un grupo de interés, cualquiera él sea y por legítimas que eventualmente fueren sus aspiraciones, pueda poner en jaque al país.
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3 Comentarios publicadosPosteado por:
hector lane lane
07/06/2008 11:46
[ N° 1 ] A los camioneros, el Sr. Harboe, también les notificó que se les aplicaría la Ley de seguridad del Estado si bloqueaban caminos.
Bien por la notificación, pero, las bravatas de la autoridad debieran ser extensivas, sin distinción alguna, a todos los que usan medidas de fuerza que entran derechamente al ámbito delictual, afectando el bien común.
Cuando gente que ha sido compañera de ruta de algunas autoridades en otros momentos y gente de la izquierda más extrema, bloquean caminos, ciudades, queman buses, camiones, sabotean el tren de carga, causan lesiones graves a trabajadores mediantes sus acciones violentas, como es el caso de los que lideran huelgas que ha habido en el cobre, el sector forestal, frutícola, pesquero, etc., y ni hablar de los que instigan el "movimiento mapuche", entonces no se escuchan bravatas, sólo premios, incluso para los que estimularían desde la sombras, como un personero de la CUT, que sería premiado próximamente con una diputación.
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Axel Galaz Badilla
07/06/2008 12:33
[ N° 2 ] Ante la miopía de personeros de Gobierno y la propia Presidenta, incapaces de preveer estos conflictos, me parece legitimo medidas de presión para negociar, lamentablemente en beneficio de solo un sector, considerando que actualmente es una clamor popular la rebaja de los impuestos al combustible, yo le pregunto al Gobierno, que hasta el día de hoy ha realizado una defensa insostenible del impuesto especifico de los combustibles, que pasa con los cuidadanos de segunda clase que ante estos hechos no somos iguales ante la Ley y además no cuentan con los intrumentos de presión, pero no se olviden que la gran mayoría de los afectados podemos ser votantes inscritos..., y que en el evento que Sebastian Piñera incluya en su programa de Gobierno la eliminación total del impuesto específico, obviamente generara de hecho una tremenda sensación de alivio en la economía domestica de los ciudadanos, no obstante, creo que este tema no debe ser de ninguna manera politizado, entonces señores del gobierno dejemos de lado la verborrea prepotente del Sr. Vidal y amplien su mirada al pueblo, que es en definitiva a quienes representan.
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Carlos H. Barrera Gutiérrez
07/06/2008 16:16
[ N° 3 ] Si este Gobierno no escucha a los gremios, lo logico es que estos se
hagan escuchar.-
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