sábado, 28 de junio de 2008

Juguemos a la ortografía?


Es la proposición de la inquieta hija menor de un padre muy obsequioso con ella. Naturalmente, el padre le acepta. Si su encantadora hijita (está en sexto básico), quiere ponerlo en apuros, pues ¡adelante!
Y comienza el dictado. Conozco esta historia, porque yo mismo he contribuido a que ocurra.
Es mejor comprometerse con la escritura, que con la televisión. ¡Qué duda cabe! Por supuesto, el dictado de la pequeña juguetona no es difícil, como pudiera creerse. Ella tiene su lista, que cualquier papá ilustrado, pasa la prueba sin problemas. Por ejemplo, aterrizar, eficacia, exigente, elegir, verbal, produzca, atmósfera, etc. Son palabras de uso corriente. Las usamos todo el tiempo. Pero un día la niñita se propuso una tarea mayor y este juego cobró otro ritmo. Sacó una lista, que parece ser copia fiel de un listado que preparó el profesor Banderas y que él lo bautizó como «las malditas».
Aquí el papá no le encontró ninguna gracia a la lúdica proposición de su pequeña heredera. Comenzó el dictado y comenzaron las dudas. He aquí, sólo doce palabras de esta nueva lista: vicisitudes, exquisiteces, exacerbar, obvio, vehemente, fehaciente, persuasivo, torácico, matizarse, rigidez, idiosincrasia, hemeroteca y concreción.
Si usted, estimado lector, quiere divertirse y al mismo tiempo aprender, juegue con la ortografía con sus hijos, con su esposa, con sus nietos, en fin, con cualquiera de sus parientes. Le aseguro que se va a llevar una sorpresa como participante de esta original entretención. Tan válida es esta práctica, como aquella en que nuestro amigo Rowson Yéberr Abatto, nos invita a resolver los crucigramas que el Diario «La Discusión» de Chillán diariamente le publica en una de sus páginas. Con la ortografía pasa algo muy curioso. Los estudiantes la temen. Y en más de una oportunidad me han preguntado si algún día entrará la ortografía en la prueba de ingreso a la Universidad, pregunta que evidencia que ellos están plenamente conscientes de sus limitaciones en esta materia. Mejor que no entre, porque ahí sí «va a quedar la grande...».

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