sábado, 3 de mayo de 2008

El chaqueteo

El principal enemigo de la capacidad de emprender en Chile es la institución social conocida corrientemente con el nombre de «chaqueteo». Es la tendencia a impedir el éxito de otro, es el resentimiento hecho acción, la envidia convertida en norma.
Pablo Huneuss dice que los chilenos dedicamos más tiempo y energía a evitar el éxito ajeno que a lograr el propio. Nos pasamos más tiempo demostrando la equivocación de otro que la razón propia. Nos interesa más destruir alternativas que levantar la nuestra.
Cuando se habla de alguien, automáticamente se habla de sus flaquezas y se intercambian informaciones sobre sus derrotas y fracasos. Sus éxitos no interesan.
Si alguien avanza, hay que detenerlo. Si gana hizo trampa. Si pierde, es héroe. Si es rico, debió robar. Si sube ¡que caiga!
Esta actitud se proyecta en casos como Gabriela Mistral que debió ser aclamada por el mundo antes de ser reconocida en nuestro país. Obtuvo el Premio Nobel de Literatura cuatro años antes de haber recibido el Premio Nacional.
Pero también se proyecta en forma generalizada contra el que busca el éxito en forma independiente. Cualquier actuación fuera del marco establecido provoca rechazo. Basta que alguien dentro de una institución emplee su tiempo en forma más racional y aumente así su productividad para que compañeros de trabajo resientan dicho comportamiento.
He ahí la diferencia con nuestros amigos «los yanquis» de América del Norte. En Estados Unidos, el héroe popular, el arquetipo de hombre y el que se presenta como modelo de las futuras generaciones es el «self made man». El concepto de hombre que se hizo a si mismo. Este es el gran elemento del individualismo norteamericano de que el hombre se hace a sí mismo. Para estos vence el medio y todas las limitaciones congénitas.
El inmigrante polaco que llegó tísico a Nueva York y empezó de aseador en una fábrica de radios hasta llegar a fundar su propia compañía, junto a miles de casos similares, que hoy aparecen en la prensa americana, es un tipo que vence por su esfuerzo individual el condicionamismo del medio. Derrota el determinismo propio del orden aristocrático (se nace noble, no se llega a serlo) y de la mentalidad burocrática donde se establecen otras jerarquías que la cuna, pero que dependen más de la autoridad superior que del individuo mismo. El «self made man» rompe el reglamento, es un rechazo al escalafón.
El empresario chileno independiente, tiene la sensación de estar al margen del prestigio. Incluso al preguntarle qué ocupación desearía para sus hijos en el futuro, dicen que cualquiera menos ser empresario.
En la cultura germana el trabajo es «arbei lust»; lujuria, placer. Se lee «arbeist lust», que significa tener trabajo, y disfrutarlo.

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