viernes, 10 de junio de 2011

La participación como medio de resolución de problemas

Victoria.- (Juan Miguel Gonzalez Almeida) La Cultura Política de la ciudadanía en general está cambiando y muestras de ello hemos tenido la oportunidad de observar, con mayor o menor intensidad, en todo el mundo. En algunos casos con motivo de reivindicaciones democráticas, en otras en torno a intereses sociales, o lucha por derechos largamente conculcados.
La ciudadanía, mejor dicho aun, sin mayores eufemismos, “El Pueblo”, gracias a la globalización, la popularización de la tecnología y los medios de comunicación, ha logrado alcanzar una educación cívica ante sistémica, tomando conciencia de sus legítimos derechos, y de la falta de soluciones por la vía tradicional, lo que ha determinado que se organice, entendiendo el poder de presión que conlleva la unión de propósitos comunes y la necesidad de solucionarlos. Lamentablemente la clase política no es capaz de entender este nuevo fenómeno social y la necesidad de provocar “Verdaderos Cambios” en la manera de gestionar la administración y el gobierno de todos, aislándose de la ciudadanía, en vez de escuchar y generar espacios de participación, en la búsqueda de soluciones a los problemas que atañen al bien común. Esta actitud evasiva, con temor a lo que piensa “El Pueblo” es lo que determina la desconfianza y no sentirse interpretados por los que en algún momento apoyaron para ser elegidos como sus legítimos representantes.
Victoria no se ha visto ajena a este cambio social y en diversas instancias se ha organizado en torno a legítimos intereses que la preocupan, con la pasión y convicción de estar velando por el interés común. Ejercicio democrático, sano, necesario, que da cuenta de una ciudadanía responsable, preocupada de su entorno y del progreso y bienestar de su comuna. Lo importante es el hecho en sí, demostrar que las fuerzas vivas de Victoria, están respirando. Que tiene verdadero y legitimo derecho a buscar soluciones.
En un estado de derecho, en democracia, la solución es casi anecdótica y necesariamente tiene que obedecer y dar cuenta de lo que quiere la “Mayoría”.
En definitiva, lo importante es el proceso en sí, entender la fuerza que se logra cuando se es capaz de aunar las voluntades en torno a un sentir común. Esa fuerza en el pasado se llamaba “Participación” y ha sido la responsable del logro de muchos anhelos: gracias a los comités de agua potable, electrificación rural, pavimentación participativa, comités de vivienda, organizaciones deportivas, Juntas de vecinos, agrupaciones de adultos mayores, Jefas de Hogar y tantas otras, Victoria hoy es lo que es. Gracias al esfuerzo de la ciudadanía comprometida con un interés común, esta, ha sido capaz de resolver sus propias necesidades. No le temamos al “Pueblo” organizado, este debe ser la verdadera preocupación de toda iniciativa que apunte a nuestro desarrollo sustentable. El crecimiento material, económico, no tiene sentido sin desarrollo Humano, sin respetar los Derechos elementales de las personas, sin que estos se sientan actores de sus propios destinos.
Hoy nuestra comuna debería sentirse conmovida. A pesar de todos los esfuerzos realizados para buscar una solución a los planteamientos realizados por los alumnos de “¿Nuestra?” Sede Universitaria, las autoridades responsables no han dado una respuesta, ni menos una solución. También, han escondido la cara y se han alejado de su verdadero propósito y fin de toda Universidad que se precie de tal: Sus Alumnos, dejándolos a la deriva, sin respuesta. Ni siquiera diálogo. La ciudadanía no puede seguir en esta indolencia rayana en la desidía. Las autoridades locales, provinciales, parlamentarias, han jugado su rol y a pesar de ello la Universidad duerme y deja que su bien más preciado, “Los Alumnos”, las personas, tengan que caer en la ignominia de poner en riesgo sus propias vidas para obtener una solución civilizada. A lo mejor esta bien que en otros países mas radicales, con mayores problemas y con un fundamentalismos especial, la ciudadanía tenga que ofrendar su vida para lograr su propósito. Pero en Victoria, en Chile creemos estar en un Estado de derecho, civilizado, en afán de buscar el mentado desarrollo, hagámonos digno de aquello y aunemos fuerzas y voluntades para apoyar a nuestros alumnos, para no tener que lamentar resultados que pueden ser fatales y que indudablemente atentan en contra de la dignidad de los afectados y no cabe duda, también de nosotros mismos.

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