viernes, 22 de enero de 2010

Pablo Manzur Apara, Tienda El Cometa: “Este es un negocio, como se dice, a ñeque, con esfuerzo, con colaboración del personal”.

Villarrica.- Sin duda que Pablo Manzur Apara es una persona distinta partiendo por su altura que le hace sobresalir en cualquier grupo, en la calle, en un encuentro social o en su propio negocio, Tienda El Cometa. Tiene 66 años, casado, padre de 4 hijos, uno de ellos lamentablemente fallecido. Le gusta el color gris, prefiere la radio antes que la televisión y es hincha de la selección chilena de fútbol.
Comercialmente se inició a temprana edad. “Nos iniciamos porque teníamos que trabajar, yo como hermano mayor, Pedro y Mila, siempre teníamos que estar ayudando en el negocio, en la huerta, en lo que fuera pero había que estar vigente y ayudando. No sólo era estudiar sino que también había que colaborar en las labores diarias”, cuenta Manzur recordando aquellos años lejanos.
La historia familiar de Pablo es más que interesante, de hecho, su padre tuvo que cumplir los 18 años para poder viajar a Chile desde Palestina después de la primera guerra mundial. “De hecho era huérfano y quedó solo”, pues sus otros tres hermanos ya estaban en nuestro país. “Entonces el inicio acá en Chile fue duro para él. De a poco fue creciendo y ahorrando y hoy existe lo que tenemos gracias a su trabajo. Esta es una labor que se inicia prácticamente en 1937, que el papá inició acá y que se mantiene hasta el día de hoy. Estamos hablando de 70 años de labor permanente”, de los cuales Manzur ha cumplido más de 50 años al frente de esa responsabilidad, desde el año 1964. Aquello ocurrió después de una grave enfermedad de su padre quien optó por delegarle la administración de la tienda. “Creo que cumplí fielmente a lo que él pensaba y creía en su hijo. Porque esa es la verdad y paulatinamente he ido manteniendo lo heredado y trabajado porque este es un negocio, como se dice, a ñeque, con esfuerzo, con colaboración del personal que hoy está y me he podido mantener por largo tiempo”.
Las grandes tiendas
Sin duda que para empresarios como Pablo Manzur la presencia de grandes tiendas en Villarrica pueden significar una amenaza o, al menos, una molestia. Al respecto el empresario señala que “grandes, grandes tiendas en Villarrica no existen. Están Dijon, Harrison, que son cadenas de empresas, como DIN. Pero no han venido grandes empresas porque Temuco está muy cerca. Hay muchas salidas de buses y la gente que pretende comprar variedad de artículos, no tan uniformados, entonces eso me ha favorecido en cierta medida. Es mejor tener variedad de cosas a tener un perchero con 10 o 15 prendas de un mismo color con diferentes tallas”, asegura, explicando que las grandes tiendas calculan la cantidad de personal que necesitan por metro cuadrado. “Yo estoy sobrepasado una 10 veces en ese sentido porque tengo mucho más personal que lo que manejan ellos. Eso me ha dado resultado porque mi atención en mucho más personalizada”, dice, pero a su vez cuenta que la parte administrativa la maneja personalmente con una persona de su entera confianza.
Una importante fuente laboral
Tienda El Cometa destaca, entre otros factores, por mantener una apreciable cantidad de personas trabajando, tal como se relata en el capítulo anterior.
“Durante el año se mantienen 18 a 20 personas, más las que están de vacaciones”, señala Pablo Manzur, añadiendo que “en verano siempre se aumenta porque el horario es más largo. Hay que tener turnos más cortas por lo que en verano llegamos a 30 personas, dependiendo de las fechas”.
En relación a un tema de permanente discusión en Villarrica, como lo es de la atención hasta más tarde y también en domingo y festivos durante el verano, Manzur acota que “yo cumplo con un horario de 09.00 a 21.00 horas, sin cerrar a mediodía. Prácticamente son 12 horas de trabajo y por eso mantengo 3 turnos. Más tarde no se si podría ser una atracción en Villarrica. Es cierto que se ha comentado bastante que debieran abrirse vitrinas, que se debiera atender hasta más tarde pero mi opinión personal es que Villarrica no es de un status o las personas que nos visitan, sin ofender por supuesto, no son de un status socioeconómico alto. Más bien son mediano bajo. Es lo mismo que tenemos en nuestro entorno. La gente no sale pero está el otro problema mayor, el del robo, de la delincuencia y esas cosas. No podemos olvidarnos de eso y de hecho la prensa lo divulga día a día. Entonces, si no tenemos respaldo para dejar las vitrinas abiertas y que no me las van a quebrar yo podría tener vitrinas abiertas, pero no cuento con ese respaldo, no puedo”.
Ese es Pablo Manzur, cuyo padre llegó de la lejana Palestina y a quien acompañó en todo tipo de labores desde niño, recibiendo más tarde la responsabilidad de hacerse cargo de la empresa familiar. Pablo el de la colaboración permanente con clubes deportivos, organizaciones sociales, instituciones, escuelas colegios y liceos. El hombre fuertemente ligado a la iglesia y a sus convicciones.
Pablo Manzur el empresario que marca un estilo distinto en la zona lacustre, que da trabajo pero que exige cumplimiento y responsabilidad. El empresario, el esposo y el padre que es casi como una institución en la zona, como una postal humana característica de la vida comercial de la ciudad.

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