Hace algunas semanas en el canal de televisión del Senado, exponían en un seminario de Asexma, el presidente de la Corporación Adolfo Zaldívar y su homólogo, el militante PS, Carlos Ominami. Este último, muy versado en economía, refiriéndose a la gran bonanza que hoy favorece a Chile por el incremento del precio del cobre, cuestionó al ministro de Hacienda Andrés Velasco, por destinar las grandes sumas que ya sobrepasan los 30 mil millones de dólares para ser depositados en instrumentos mercantiles en EE.UU.
Llamó la atención la expresión del senador socialista, cuando dijo: «No es necesario ir a estudiar a Harvard, para depositar estos ahorros en EE..UU.».
Con esto se demuestra que el gobierno de Chile esta siendo incapaz para gobernar.
Y esto sale a colación a raíz del paro del transporte, que de no haber mediado una pronta solución, augurábamos días extremadamente difíciles. La porfía del gobierno por no querer dejar sin efecto el impuesto a los combustibles, -que piden los transportistas - generó desabastecimiento en las diversas regiones del país. Estábamos ad portas de quedarnos sin combustible y luego -de continuar- sin frutas, verduras y otros productos de primera necesidad.
El impuesto a los combustibles se comenzó a aplicar durante el gobierno del General Pinochet, con la clara intención de mejorar con ese excedente de dinero -las carreteras- que en ese entonces estaban muy deterioradas. Tras el advenimiento de la Democracia y durante la administración del Presidente Lagos se licitan las carreteras y hoy podemos contar con vías de excelencia. Sin embargo, debemos pagar un alto costo por transitar en ellas.
A los gobiernos de la Concertación les ha gustado «abultar las alforjas», sin considerar que hay un sector de Chile, los más pobres -que pasan hambre, que no tienen ocupación-. En tanto los del sector medio, viven endeudados. Con una salud cara y una educación, también cara. No entendemos como la porfía del gobierno, prefiere destinar mil millones de dólares para el fondo de estabilización del combustible, y querer reducir 50 pesos por litro, en circunstancias que por la gran demanda internacional este preciado liquido superará muchas veces este insignificante aporte. Preferible es suprimir el impuesto, el Estado percibirá menos ingreso por este concepto, pero permitirá que el rodado pueda fijar sus tarifas con políticas claras.
Este gremio tiene mucho poder. En principio el líder en Santiago había depuesto el paro de 48 horas, sin embargo en la región y zona sur del país continuaron, reconociendo como conductor de esta movilización a un activo dirigente del transporte de Valparaíso, superándose tras largas negociaciones en la madrugada de ayer viernes.
La educación, funcionarios de otras reparticiones públicas, los estudiantes y el transporte, fácilmente pueden detener a Chile. Esta gente que gobierna y que fue gobierno hace 35 años, parece que la experiencia vivida entonces no les sirvió, sino que quieren experimentarla. El problema es con que costo.
Sólo el diálogo puede terminar con este atraso que a nadie beneficia. El gobierno tiene que «agachar el moño» y escuchar al pueblo.
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