martes, 25 de mayo de 2010

Estremecedoras imágenes de la demolición de antiguos edificios ubicados en pleno centro

Angol.- * Parte del ex hotel que se ubicaba en Pedro Aguirre Cerda -frente al Cuerpo de Bomberos- y que era utilizado como bodegas del desaparecido supermercado Sawy, ayer sucumbió ante las maquinarias.
* Propietarios del inmueble ubicado en la esquina con Caupolicán enfrentan incierto futuro de este verdadero patrimonio arquitectónico de la capital de Malleco.
El adjetivo de “hipócrita” que recibió el gran terremoto del pasado 27 de febrero –en lo que respecta a la realidad de Angol- no ha dejado de resultar particularmente acertado.
Muchas personas que recorrieron la capital de Malleco tras el cataclismo, no dudaron en decir en algunos foros de Internet que el daño provocado por el movimiento no había sido tanto como Los Angeles o Concepción, e incluso más de algún impulsivo llamó a no colaborar con sus conciudadanos y enviar ayuda a otros puntos del país; pero lo cierto es que con el correr del tiempo se han ido desnudando dramáticas realidades ocultas para el ojo de quien camina por el exterior de muchas construcciones angolinas.
A la demolición del tercer piso del edificio central del Cuerpo de Bomberos, que ahora ya no luce la gran sirena que lo coronaba, ayer se sumó la llegada de maquinaria pesada que comenzó a derribar las grandes y antiguas bodegas pertenecientes a lo que hasta hace poco fuera el supermercado Sawy y a una tienda de ropa americana.
Se trata de parte del edificio de un antiguo hotel, que a principios del siglo XX fuera uno de los más importantes en su tipo en toda La Araucanía, el que se ubica por calle Pedro Aguirre Cerda, entre Caupolicán y Lautaro.
A escasos centímetros de allí permanece en pie como mudo testigo de aquella fatídica madrugada veraniega, la vivienda del conocido relojero Juan Valderrama, que perdiera la vida a causa de uno de los tantos derrumbes que provocó el terremoto, mientras su esposa se recupera en Santiago de las graves fracturas que recibió. Una tragedia que le ha dolido a todos los hijos de esta tierra que crecieron como clientes de unos de los comerciantes más característicos de esta ciudad.
Fue necesario interrumpir por completo el tránsito por Pedro Aguirre Cerda para que una gran retroexcavadora realizara las maniobras de demolición que rápidamente y en pocas horas, redujeron a escombros este antiguo edificio, donde hasta ese 27 de febrero y por décadas se veía a trabajadores junto a su fachada, descargando camiones y ordenando las mercaderías en las bodegas del supermercado, hoy llamado Unimarc.
Muchos transeúntes, al ver la caída de las grandes cornisas del edificio -las que se hundieron varios centímetros en la tierra, destrozando las firmes veredas de cemento- no pudieron dejar de comentar que si el cataclismo hubiese sido de día, es muy probable que en ese lugar se debieran lamentar muchas más víctimas fatales de las que hubo.
Atentos a la dolorosa muerte de esta añosa construcción que ya formaba parte, indudablemente, de la arquitectura histórica de Angol, estaban algunos familiares de la señora Felisa Sepúlveda, quien desde septiembre de 1960 y hasta el 27 de febrero ultimo habitó la casona ubicada exactamente en la esquina de Caupolicán y Pedro Aguirre Cerda, en lo que otrora también era parte de este imponente hotel, vivienda que también resultó tan severamente dañada, que el conservador de bienes raíces y otros locales comerciales que por muchísimos años funcionaban en su planta baja, también debieron mudarse ante la magnitud de la destrucción.
FUTURO INCIERTO
Por el momento, el futuro de la casona de la esquina es incierto, pues según explicó María Villagrán, nieta de la propietaria, todavía no se emiten los informes finales respecto a si este ex hotel deberá o no ser demolido por completo.
Ciertamente, esta imponente construcción es parte de la memoria colectiva de todos los angolinos y de muchas generaciones hoy ya fallecidas, por lo que aquella demolición, en caso de concretarse, representará otro duro golpe no sólo para la arquitectura, sino derechamente para la historia local.
Anecdóticamente, justo este año aquel ex hotel fue parte de la escenografía del festival Brotes de Chile y en la actualidad, pese a que los moradores debieron trasladarse a otra vivienda a causa de los graves daños, María debe concurrir a diario al que fuera su hogar de toda la vida para asegurarse del buen estado de las cerraduras y vidrios, pues desde el terremoto han sido víctimas de desalmados saqueadores, que sin el más mínimo escrúpulo por tratarse de personas afectadas por la tragedia, no han trepidado en ingresar a robar las pocas pertenencias que aún están en buen estado dentro del añoso edificio.
“ZONA DE GUERRA”
Frente a las bodegas del ex Sawy y desde la esquina norponiente de Lautaro con Pedro Aguirre Cerda, donde había una farmacia, una rotisería, una librería y una tienda de computación, también se iniciaron las demoliciones, para seguramente, retomar el ancho que existe a lo largo de Pedro Aguirre Cerda y que se interrumpía solamente en ese tramo, pues al lado del municipio, otra casona que también se internaba sobre la calzada, también sucumbió a los embates de las maquinarias de demolición.
A la vuelta de Caupolicán, junto a lo que alguna vez fueran las oficinas del desaparecido diario El Malleco, también ya fue demolida otra antigua construcción.
Ello sin hablar de Caupolicán hacia Julio Sepúlveda, sector que los propios transeúntes han comentado que terminó muy similarmente a como sería una “zona de guerra”, a causa de los tremendos daños.

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