sábado, 2 de mayo de 2009

Una nueva forma de gobernar

Araucanía.- Una de las cosas más dañinas para el buen funcionamiento de un gobierno y de la administración pública es el cuoteo político para la designación de personas en los cargos públicos y no en virtud de su capacidad y méritos.
El Ministro Vidal reconoció que la nominación de Juan Michel en un alto cargo de Chiledeportes se hizo para “mantener las buenas relaciones con la Democracia Cristiana, póngale cuoteo, repartija, yo soy más elegante le llamo equilibrio en la representación”.
Esto es una clara demostración de la pérdida de la ética más elemental que experimentan los gobiernos de la Concertación. Ahí está la razón de porqué en los últimos años los mismos dirigentes políticos son rotados en los cargos. Pasan de candidatos derrotados de la concertación a ocupar jefaturas de servicio, seremis, intendencias, gobernaciones o cuando son destituidos por alguna irregularidad los cambian a otros cargos sin tener la competencia mínima exigida para cumplir bien su función.
En sus comienzos la Concertación tenía una misión, ideales y un proyecto de país. Hoy solo les queda la voluntad de aferrarse al poder. Donde había proyectos hoy campea la improvisación, donde había principios hoy prevalece el oportunismo.
Los perjudicados son los funcionarios honestos y los ciudadanos. Los primeros porque son desplazados de sus cargos por operadores políticos. Los segundos porque la administración pública funciona mal y los programas sociales son ineficientes.
Por eso Chile necesita una nueva forma de gobernar en donde se reimplante la cultura de hacer las cosas bien para la gente y no para la galería. En donde el gobierno nomine a los funcionarios por sus méritos y no por cuoteo partidista. En donde, se imponga el sentido de la urgencia en la solución de los problemas y no que se arrastren por años y se mantengan igual.
A la gente lo que más le importa es un Gobierno que haga bien su trabajo, porque tenemos tantos y angustiantes problemas. Esto no es solo un problema político sino un problema moral.

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