viernes, 1 de abril de 2011

Un mejor futuro para Angol

Señor Director y Editor:
Junto con saludarle y felicitarlo por este espacio, le cuento que mi nombre es Cristián, un joven angolino de 23 años casado y con dos hijos.
He querido enviarle esta misiva para contarle que través del tiempo hemos visto como nuestra ciudad se abre al futuro, creando nuevos espacios recreativos, tal como el parque Escuela Normal.
Nuevos supermercados han hecho a la vez que Angol se transforme en una ciudad con alta plusvalía para que empresarios se atrevan a invertir en nuestro comercio, el cual ya está un poco pasado de moda.
Nuestros jóvenes lamentablemente aun tienen que seguir saliendo a estudiar afuera ya que en la ciudad no se puede optar por una enseñanza superior. Nadie discute que los centros de formación técnica no ayuden a que nuestros hijos se queden en la ciudad, pero esto ya no es suficiente; necesitamos que de una vez por todas nos atrevamos a invertir en el futuro que son nuestros jóvenes y no más a centros deportivos que lamentablemente no están a la mano de todos, Angol es uno solo sin importar su estatus socioeconómico ni importar si vives en Javiera Carrera o los Viñedos del Rosario o Nahuelbuta, o si vives en Puertas de Hierro, etc.
Es tiempo que renovemos nuestra política interna y no mirar a quien para hacer el bien y no mirar todo desde un solo punto de vista socioeconómico, ataquemos todos juntos como angolinos y con una sola meta la delincuencia, la drogadicción, la falta de oportunidades, la pobreza, para eso sólo necesitamos elegir bien nuestros gobernantes comunales necesitamos un líder que deje de mirar el deporte y que empiece a mirar que hay mucha gente sin trabajo y sin oportunidad de surgir, pasando hambre, frío, y viendo como la delincuencia entra poco a poco al hogar, porque el hijo ha salido a robar para darle a la madre o porque el padre ha vendido droga para darles de comer a sus hijos y mucho peor aún, no dejemos que nuestras madres solteras empiecen a prostituirse para mantener su nueva familia, mientras hay otros que sacian su hambre junto a una combustión lenta en casa.
Coloquémonos una mano en el corazón y miremos las verdaderas necesidades que tiene el pueblo de Angol y todos los que amamos y queremos nuestra tierra unámonos y forjemos un futuro mejor y parejo para todos.
Cristián Faúndez

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