jueves, 20 de enero de 2011

A la memoria de un sobreviviente de la historia

Señor Director y Editor:
“Alma mía, pobre alma mía, tan solitaria en tu dolor. Enferma estás de poesía”, la primera vez que leí a Magallanes Moure comprendí lo anacrónico de los estados humanos y el mal gusto de la historia en esconder a tales hombres en las páginas oxidadas de libros que no leeremos.
Manuel Magallanes Moure falleció hoy hace 87 años, cansado de una sociedad agotada y aquejada por los vicios de la época. Al morir contaba con 45 años de edad, pero su pluma no paraba de dibujar el alma de un joven de 15, jamás narró la política, mucho menos la cuestión social o el caos popular que tuvo escena a inicios del siglo XX, sino más bien, esculpió el ideario melancólico de la juventud, extasiado de amores infantiles y a la vez, desahuciado de realidad.
Magallanes Moure, vivió atrapado en la juventud más certera, aún a sus cuarenta años hablaba del amor – que más tarde se aferraría Neruda – y de la depresión constante por un espacio invadido de penas y defectos. El poeta, en su trabajo literario no estuvo solo ni ausente de los movimientos de aquellos años, es así como forma parte del “Grupo de los Diez”, asociación artística en la cual convergen artistas de diversas tendencias y disciplinas, teniendo por eje los postulados de Tolstoi, en busca de un hacer frente a lo real, el pacifismo y de vez en cuando los tintes de una anarquía en lo cultural. Aquí conoce y se vincula con artistas de la talla de Pedro Prado, Augusto D’halmar y Juan Francisco González, por mencionar algunos.
Es inevitable, al leer a Magallanes no notar la semejanza y herencia que adquirió de la lírica gala, es así como en Chile él se estructura como un Baudelaire o quizá un Verlaine decimonónico resucitado en los albores del 1900, de ellos hereda el romanticismo de una época parisense, adaptada a la geografía de la cuarta región y de Santiago. También se deja ver en sus versos cierto decadentismo por una sociedad que no comprende su obra ni su presencia en ella, considerándose un extranjero permanente en una atmósfera extraída del posterior existencialismo sartreano.
Manuel Magallanes Moure, es un sobreviviente de la historia, cuya nostalgia y vitalidad pueril no tiene premios, ni estatuas, ni bibliotecas, ni antologías. Es un sobreviviente del olvido.

Juan Eduardo Erices R.
Estudiante de Derecho Universidad de Chile

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