Araucanía.-De tanto andar en el llamado conflicto mapuche, aparte de los ataques incendiarios. Enfrentamientos. Detenciones. Comunidades en conflicto. Dueños de tierras y latifundistas. Poco y nadie reconoce el silencioso, sacrificado y muchas veces ninguneada labor que presta en tal escenario nuestro Cuerpo de Carabineros de Chile. Hijos de esta tierra. Civiles desde la cuna. Jóvenes con ansias y anhelos. Padres y esposos. Guías de familia. Servidores ciudadanos. De noche y de madrugada. Cansados y con sueños sin reparar, por un llamado repentino. Sordos de tanto ulular de las sirenas. Menospreciados. Hoy contamos con Carabineros antiestrés y agotamiento en La Araucanía, sobre todo en Malleco. Cuidando el interés de la ley y poniendo en riesgo el propio. Abordando un bus y carros para ir al frente, dejando atrás sus hogares.
Sus hijos. Sus proyectos. El carabinero de la llamada Fuerza Especial no es imbatible ni tan poderoso. Se trata de personas que a sol, lluvia, viento, frío e incluso hambre se entregan a favor del orden y la seguridad -tal como lo dice su lema institucional- de la Patria. El Carabinero también es un profesional en su trabajo. Que sí labora bajo presión. Qué sí termina cada jornada extenuado y rendido.
Tan cansado que muchas veces tornan al hogar tan solo por unos escasos instantes, para volver al frente sin muchas veces asegurarles a los suyos que volverán a cumplir sus roles de esposos y padres, de hijos, de compañeros o de amigos. Hoy el peso del conflicto indígena en Malleco lo enfrentan y viven en carne propia nuestros Carabineros. En terreno. De cara al ataque artero. Lejos de una oficina gubernamental en Santiago. Muy lejos de un escaño parlamentario.
Tan distante de cualquier autoridad de cuello y corbata. Quienes mucho opinan respecto del tema. Opinan y creen aportar decididamente frente a un problema que de seguro por años continuará, ya que cada vez se quiere o pretende solucionar entre cuatro paredes. Ajenos a la realidad y médula del problema. Mientras tanto -y hasta que se logre un acuerdo satisfactorio- nuestros Carabineros de Chile continuarán poniendo su cuerpo y alma.
Protegiendo y resguardando. Muchos dirán o pueden decir “Para esos están” o “No sirven para otra cosa”, pero el alma nacional pura sabe y reconoce el sentido y valía de nuestra policía uniformada. Una Fuerza Especial no es aquella que más o mejor reprime sino que aquella que mejor hace valer lo que la propia Ley e institucionalidad les exige. Por eso para ser un carabinero “especial” no hay cansancio. No existe el estrés. Eso está guardado y reservado tal vez para los débiles. Para los cómodos o para quienes gozan de privilegios y garantías o la suerte de ser meros espectadores de escenarios crudos y frontales como los que hoy les toca enfrentar a los Carabineros -en particular en la zona de conflicto indígena en Malleco- de todo el país. Por eso esta vez desde acá queremos resaltar el honor de ser un Carabinero de Chile. A ese que recibe escupitajos. Escucha miles de insultos.
A ese servidor público que ofrece una y otra vez la mejilla. A ese Carabinero que pasa horas y horas sin paga extra. A ese que no llena páginas -como este diario- con promesas o representaciones. Al mismo y aquella noble Institución que sirve y no se sirve de los medios de comunicación. A todos aquellos Carabineros de Chile que nunca se cansan. Que poco duermen. Que mal se alimentan. Que a diario trabajan en terrenos. Sin las comodidades de una oficina o de un local. Sin más que su entrega y pasión por velar por los demás. Por la seguridad de estos. Por la Ley y por todos los chilenos sin importar más que las ganas de servir sin ser servidos. ¡Nuestro respeto y reconocimiento para todos los Carabineros de Chile antiestrés e inagotables!
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