Angol.- (José Hernández).- Una preocupante situación han vivido durante años los vecinos residentes de la avenida General Bonilla, quienes declaran que actualmente deben convivir con malos olores y el polvo permanente. Fue uno de los propios residentes, Carlos Márquez, quien comentó que tras el término del invierno, aumentaron los problemas ya que el agua retenía notoriamente la tierra y el polvo.
Argumento que a pesar de que en época invernal existe gran cantidad de barro que se acumula, ese problema es más accesible que la insoportable polvareda que los vehículos dejan tras su andar.
“La gran cantidad de vehículos que pasan por General Bonilla es tremenda y nosotros somos los perjudicados en este momento, porque las calles están levantando demasiada tierra, consumimos tierra a grandes cantidades y aparte de nuestros reclamos, no hay solución a los problemas”, dijo.
Afirmó que ha realizado en reiteradas oportunidades reclamos telefónicamente y en persona y aun así no se ha logrado ninguna solución concreta al problema.
“Como siempre lo he dicho, esta calle es la más botada de Angol, la que tiene menos preocupación y es la segunda Avenida que tiene mayor movimiento de vehículos”, añadió.
Declaró que actualmente existen algunas promesas de pavimentación, posterior a la construcción del nuevo hospital de Angol.
“Ese es un cuento largo y lo saben perfectamente las autoridades locales, ahora lo que nosotros necesitamos es que le hagan una mantención y que le coloquen las sales que necesita esta calle, para eliminar de una vez por todas la tierra que nos perjudica enormemente”, acotó.
Otra situación preocupante, según los dichos de Márquez, es la necesidad del control vehicular, ya que el exceso de velocidad ha provocado que las piedras sean eyectadas como verdaderos proyectiles.
“A una de nuestras vecinas le han quebrado dos veces los vidrios y a otros el parabrisas de sus vehículos cuando quedan estacionados en los frontis de las casas, solamente hace unos días yo vi a una señora que se quejó de un piedrazo que le llego en una de sus piernas, eso ya es mucho y quien controla las altas velocidades nos preguntamos”, afirmó.
Aunque en el lugar existe un letrero que indica que la velocidad máxima permitida es de 40 kilómetros por hora, los vecinos declararon que menos de la mitad del total de los vehículos que transita por la arteria la respeta.
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