martes, 4 de marzo de 2008

Patrimonio: Estación de Inspector Fernández


Una de las estaciones más nuevas es la de Inspector Fernández, construida en el año 1963 después de haberse quemado la antigua de madera. No fue muy onerosa respecto de construcciones anteriores, junto a ella se encuentra la vivienda del Jefe de Estación cuya proporción es mayor que la propia estación.
La presencia de un corredor longitudinal solo en la estación permite rescatar uno de los espacios mas importantes de estos edificios, al igual que el tratamiento de la sala de movilización, señalado como una caja vidriada que sale al encuentro del tren, a ambos lados una bodega y la sala de espera, como articulador entre la vivienda un estacionamiento cubierto señal de otros tiempos.
Historia
La Estación de Inspector Fernández, ubicada donde antiguamente se encontraba el fuerte de Quilquilco respondía al paradero que atendía el sector de la Laguna Malleco, un área de explotación forestal.
El edificio presenta la adición de dos volúmenes, por un lado la estación con una forma bastante simple y una cubierta casi plana donde se acentuaban las líneas estilizadas, sin ornamento, mas funcional y por otro lado el volumen de la vivienda, donde la cubierta adquiere una gran presencia dando lugar a una mansarda estructurada por una chimenea revestida en piedra.
Estas dos áreas estaban relacionadas por un patio cubierto, a manera de estacionamiento desde donde espacialmente casi no se notaba la diferencia entre una función y otra.
El orden espacial esta dado por el andén, acogido mediante un corredor cubierto que ocupa casi la mitad del ancho de la edificación, asomándose una caja vidriada ocupa el espacio principal, de control de trafico donde convergían en su interior lo que es servicio y bodega.
A un costado una bodega adyacente al acceso caminero y el lado opuesto entre la vivienda y la sala de control, la sala de espera completamente vidriada.
En cuanto a su expresión hay una definición de líneas simples y puras reflejado en el contraste del lleno y vacío, a ambos lados en sentido longitudinal recorre una línea de ventanas ejecutadas en maderas que aun conservan su buen estado
El orden espacial esta dado por el andén, acogido mediante un corredor cubierto que ocupa casi la mitad del ancho de la edificación, asomándose una caja vidriada ocupa el espacio principal, de control de trafico donde convergían en su interior lo que es servicio y bodega.
A un costado una bodega adyacente al acceso caminero y el lado opuesto entre la vivienda y la sala de control, la sala de espera completamente vidriada.
En cuanto a su expresión hay una definición de líneas simples y puras reflejado en el contraste del lleno y vacío, a ambos lados en sentido longitudinal recorre una línea de ventanas ejecutadas en maderas que aun conservan su buen estado
Junto con la estación de Inspector Fernández se construyó en la misma época la estación de Ercilla y Pidima, que presentan la solución de una vivienda y estación unidas por un patio cubierto. En la estación de Ercilla el edifico es mas pequeño y su corredor presenta una altura menor al de las dependencias y ejecutado completamente mediante casetones de madera.
Poca presencia tuvo la estación dentro del poblado por cuanto quedaba a unos 800 metros de la plaza, atravesando el río Huequen lo que motivó que creciera un barrio bastante consolidado en torno a este edifico.
Historia de Ercilla
Antes del proceso de colonización, hacia el año 1884 aproximadamente, Ercilla era conocida como “Huequén, Cerro Nilontraro”. Estaba escasamente poblada, pero ya habían llegado las primeras familias de comerciantes, producto del afán del gobierno chileno por traer al país colonos europeos (suizos, alemanes, franceses, ingleses, etc.) con el propósito de poblar "La Frontera", como se le llamaba a los territorios que estaban al Sur del Río Bío-bío. Ercilla fue tierra fértil, permitiendo el auge fundamentalmente en áreas como el comercio, la agricultura y la pequeña industria.
El 6 de febrero de 1885 Don Gregorio Urrutia levanta el Acta de Fundación, recibiendo el nombre de Ercilla en recuerdo del soldado poeta español Alonso de Ercilla y Zúñiga. En virtud de ello, las calles del pueblo llevan el nombre del poeta soldado, junto a los nombres de famosos jefes indígenas tales como Caupolicán, Lautaro, Galvarino, Tucapel, Rengo, Orompello, Quilapán, Fresia, Guacolda, Colocolo. Urrutia también fundó las ciudades y fuertes de Nueva Imperial, Traiguén, Curacautín, Villarrica, etc.
Antes del proceso de colonización, hacia el año 1884 aproximadamente, Ercilla era conocida como “Huequén, Cerro Nilontraro”. Estaba escasamente poblada, pero ya habían llegado las primeras familias de comerciantes, producto del afán del gobierno chileno por traer al país colonos europeos (suizos, alemanes, franceses, ingleses, etc.) con el propósito de poblar "La Frontera", como se le llamaba a los territorios que estaban al Sur del Río Bío-bío. Ercilla fue tierra fértil, permitiendo el auge fundamentalmente en áreas como el comercio, la agricultura y la pequeña industria.
El 6 de febrero de 1885 Don Gregorio Urrutia levanta el Acta de Fundación, recibiendo el nombre de Ercilla en recuerdo del soldado poeta español Alonso de Ercilla y Zúñiga. En virtud de ello, las calles del pueblo llevan el nombre del poeta soldado, junto a los nombres de famosos jefes indígenas tales como Caupolicán, Lautaro, Galvarino, Tucapel, Rengo, Orompello, Quilapán, Fresia, Guacolda, Colocolo. Urrutia también fundó las ciudades y fuertes de Nueva Imperial, Traiguén, Curacautín, Villarrica, etc.

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