jueves, 3 de noviembre de 2011

Muros rayados en Angol ¿problema invisible o paisaje asumido?

Angol.- (José Hernández).- Una mala práctica que creíamos extinta pero que por el contrario está en aumento, es la manía que tienen algunos por rayar los muros, tanto públicos como privados, en una especie de arte temporal, en donde se observan muestras de amor o solicitudes de perdón además del incondicional apoyo a su equipo de fútbol preferido, pero que a la vista y paciencia de la gente, no son más que un problema que no quisiéramos ver pero que está presente.
Esta situación causa molestia en los vecinos y desagrado en quienes visitan la ciudad, como lo fue en el fin de semana largo recién pasado, ya que querámoslo o no, es un manifiesto de la realidad local.
Para algunos está claro que el uso del graffiti también es una forma de arte, pero con la mano en el corazón, si nuestra casa está recién pintada y al día siguiente nos encontramos con un graffiti o un stencil, el cual puede contener además un mensaje que no compartimos, todas las clases de historia de arte se van directamente al tacho de la basura y lo más probable es que nos referiremos a él como un desagradable “rayado”.
Esta situación va en aumento a medida que nos acercamos al sector céntrico de la ciudad, ya que observamos varios de ellos que están presentes en muros de bancos, rotiserías, colegios y para que hablar del odeón de la Plaza de Armas, en donde irónicamente existe la oficina de Turismo, como si fuéramos la ciudad que obtuvo el primer lugar en un campeonato nacional de graffitis y que por tal motivo quisiéramos ser reconocidos por ello.
Afortunadamente este problema tiene diversas soluciones, ya que además de volver a pintar una y mil veces los muros rayados, existe además la capacidad cognitiva de cada niño, joven o adulto que expresa este tipo de arte callejero para que comprenda que la ciudad que impregna con sus pinturas es la que todos compartimos cada día.
Otra idea digna de imitar es la que se ha realizado con total éxito en otras ciudades de nuestro país, en donde los graffiteros, luego de una inscripción, han obtenido muros para poder estampar su huella con imágenes que realmente son dignas de admirar, a las cuales inclusive sí se les ha otorgado la categoría de arte y no simples rayados como sucede en otros lugares.
Un ejemplo de ello, fue la idea creada este año por la municipalidad de La Florida, quienes cansados de las quejas de los vecinos, decidieron otorgar los muros del metro para que los jóvenes expresaran su arte, todo ello en convenio con dicha empresa.

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