sábado, 19 de noviembre de 2011

El pensionista del año: Se fue de Angol sin pagar deuda de 150 mil

Angol.- (José Hernández) Un mal rato ha tenido que pasar desde hace varios días la propietaria de un local de comida ubicado en pleno centro de Angol, ya que por lo que claramente se podría denominar como un exceso de confianza, uno de sus clientes le dejó una deuda que la tiene sumida en una constante preocupación que le quita el sueño.
Se trata de María Salgado, quien desde hace ya varios años se desempeña en la cocinería San Sebastián, ubicada en calle Ilabaca # 347, quien comentó a LAS NOTICIAS DE MALLECO que tuvo un problema con un cliente que llegó hasta Angol proveniente desde Villarrica.
Según le habría dicho a la mujer, Fernando del Prado de 50 años, identidad que él le dio a conocer, habría llegado hasta la capital provincial debido a que fue derivado para realizarse un tratamiento para personas con adicción alcohólica.
Salgado relató que un día estaba atendiendo y sirviendo almuerzo a los clientes, cuando el hombre llegó para solicitar pensión, a lo cual ella accedió y después de dos meses le canceló la deuda.
“Después me siguió pagando normalmente durante cuatro meses, pero el último mes me pidió de todo y no pagó nada y ahora supe que se fue de Angol”, dijo.
La mujer agregó que se enteró que el padre del desaparecido falleció hace un mes, por lo que supone que volvió a Villarrica y no ha vuelto a aparecer hasta la fecha.
“El vendía empanadas, andaba en una bicicleta vendiendo empanadas por todas partes, hasta a los funcionarios de Investigaciones les iba a vender y yo sabía porque él me decía que vendía por todas partes, frecuentaba todos los locales en las noches vendiendo y desgraciadamente me quedo debiendo casi 200 mil pesos”, añadió.
La propietaria de la cocinería detalló que lo que le quedó debiendo fue la pensión completa de un mes y medio (desayuno, almuerzo, once y cena), lo que equivale a 150 mil pesos. De igual manera quedó en deuda el arriendo de una casa en donde permaneció durante el tiempo que estuvo en la comuna, en donde la deuda asciende a 27 mil pesos en cuenta de la luz y 21 mil pesos en la del agua.
El costo de la deuda lo asumió la propia mujer, aunque relató que era necesario darlo a conocer, para que a nadie más le suceda una situación similar.
“Yo cometí el error por ser corazón de abuelita, porque cuando llegó lo ví muy mal, llegó diciéndome, “¿señora María usted sabe de alguna pieza para dormir? porque no traigo cama y tengo solamente el bolso con ropa”, entonces yo como tenía una señora conocida en la Farco que siempre me decía que si sabía de alguien que necesitara una parte para arrendar le avisara y aunque a ella no le quedó debiendo nada, a mí sí”, puntualizó.

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