miércoles, 9 de julio de 2008

"Sublime sacrificio en La Concepción"Por Mario Parra Muñoz, Suboficial de Ejército (R).


Durante la Guerra del Pacífico se desarrollaron muchas acciones heroicas, una de ellas tuvo lugar el 9 y 10 de 1882, cuando 77 espartanos chilenos, al igual que los 300 espartanos de las Termópilas, al mando de su rey Leónidas; mantuvieron una lucha a muerte, contra fuerzas peruanas muy superiores en número y armamentos.
En el pequeño poblado de La Concepción (Perú), se cumplió un acto de heroísmo extraordinario, en el que una compañía del Regimiento Chacabuco, al mando del capitán Ignacio Carrera Pinto (nieto del general José Miguel Carrera y Verdugo y sobrino del Presidente Aníbal Pinto) combatió durante 19 horas, junto a los subtenientes (soldados niños, por su corta edad; Luis Cruz Martínez, Julio Montt Salamanca y Arturo Pérez Canto.
Todos prefirieron morir bajo la bandera que habían jurado defender y por el honor militar chileno.
Al subteniente Luis Cuz Martínez, le decían el Cabo Tachuela, tenía 14 años cuando entró al Ejército, fue el último en quedar con 4 soldados; no escuchó la voz de rendición por parte del enemigo, consumiendo sus vidas, al mismo tiempo que el incendio, quemaba la gloriosa bandera, en el combate de La Concepción.
El desequilibrio de fuerzas, era enorme, los 77 héroes contra 1.500 indios y 400 soldados regulares y montoneros, del Coronel Andrés Avelino Cáceres, llamado el «Brujo de los Andes» quien inició una guerra de guerrillas, en la sierra peruana, contra el Ejército chileno, al mando del coronel Estanislao del Canto.
A lo largo de esa guerra, tuvo lugar la denominada Campaña de la Sierra, decidida por el Presidente chileno Federico Santa María, la que tenía como objetivo fundamental, la consolidación de la paz, quedando en la ocupación de Lima, desde el palacio de los Virreyes, el Almirante Patricio Lynch Solo de Zaldívar, formado en la marina inglesa, hombre de carácter y al mismo tiempo de gran amabilidad; (dominaba el inglés y el francés a la perfección) reorganizó todas las instituciones en el Perú.
«Chilena infantería, de estirpe tan guerrera, de santo sacrificio, allá en La Concepción, con llamas y con sangre festonas la bandera; y pones en los ojos un llanto de emoción».

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