martes, 8 de julio de 2008

«Al maestro con cariño»


TRAIGUÉN .- Así rezó la invitación de despedida al profesor que se alejó de su noble tarea, luego de más de 40 años de labor, Gerardo Lillo Recabarren, docente en las escuelas Nº 5 República de Israel; rural Chufquén y Diego Portales, completando más de 40 años de docencia. En esta última escuela, dirigida por la docente Sylvia Stappung Ruff, el profesor Lillo Recabarren se desempeñó por algo así como un año, luego de dirigir el antiguo colegio de campo en el histórico fundo Chufquén, que cerró sus puertas por falta de alumnos.
La escuela básica Diego Portales, se levanta desde los años 60 en el sector sur de la ciudad, denominada Guacolda y alberga a numerosas poblaciones lo que le da un carácter densamente poblado con lo que pasa a ser el más populoso de la ciudad.
Ahí, entre miles de pobladores la escuela irradia su acción educacional como faro de luz en lugar de huertos, jardines y frutales, en entorno de límpidos cielos, aires puros, en primavera y fuertes aguaceros en invierno; pero donde las primaveras renuevan vidas y esperanzas.
El aula magna del colegio municipal sirvió para el acto de homenaje y despedida al profesor que en el corto tiempo de desempeño en el establecimiento supo granjearse el aprecio de alumnos, apoderados y profesores quienes le tributaron cordial y afectuosa despedida expresada en gestos, sonrisas, aplausos y palabras, como las vertidas por la directora que dijo que «el profesor tiene recompensas que no se encuentran en otras profesiones y es capaz de colocar una sonrisa en un niño; aliviar los dolores del espíritu; abrir surcos en el alma y levantar un puente que une al alumno con su familia».
Hermosas manifestaciones artísticas le ofrecieron sus alumnos que lo vieron con tristeza partir de la escuela para acogerse a un merecido descanso en el refugio de su grupo familiar.
Gerardo Lillo deja el recuerdo de sus notables aptitudes artísticas plasmadas en notables escenografías realizadas en la ciudad para importantes acontecimientos, como festivales y capturando con pincel y la tela luminosos paisajes traigueninos, arte que transmitió a sus alumnos en cada escuela donde desarrolló su trabajo docente.
«Honrar al maestro significa enaltecer nuestra dignidad testigo de la marcha de muchas generaciones de estudiantes, él es quien forja nuestras vidas en el yunque purificado del trabajo arduo», declaró con verdadero sentimiento la directora Sylvia Stappung, con la expresión final del elogio al maestro.

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