domingo, 14 de marzo de 2010

Comuna del Toqui fue en socorro de Lebu: Lautaro dio ejemplo de solidaridad

Lautaro.- Pasadas las cinco de la mañana del domingo 7 de marzo, más de algún vecino de Avenida O´Higgins debió haberse despertado asustado por el vaivén y el ruido, atribuyendo a una nueva réplica sísmica lo que no era otra cosa que el paso del gigantesco camión que a esas horas partía desde el frontis de la Municipalidad con su cargamento de ayuda rumbo a Lebu.
A pocas horas de finalizada la campaña “Lautaro Ayuda a Chile”, y en medio de la oscuridad de la madrugada, una caravana de funcionarios municipales, encabezada por el Alcalde Renato Hauri y el Jefe de Gabinete, Marcelo Poveda, se dirigía a la zona devastada por el terremoto y tsunami, llevando ayuda en alimento, ropa y agua, tan necesarios en medio de la desolación dejada por la violencia de la naturaleza.
El camión, aportado por la empresa lautarina Maderas Venturelli, abandonó la Ciudad del Toqui en compañía de minibuses del departamento de Educación.
A medida que la luz diurna le gana a la oscuridad, comienzan a aparecer los primeros daños dejados por el terremoto en nuestro camino al norte.
Ya en la Octava Región, los destrozos en las edificaciones se hacen patentes. Un supermercado en Los Alamos, muestra el grado de destrucción ocasionado por el terremoto en la Región del Bío Bío.
Nos detenemos en esta pequeña comuna para constatar el paso del sismo por el lugar.
De vuelta en la ruta, la caravana de cerca de diez vehículos lautarinos, avanzó por entre pueblos y villas asolados por la desgracia. Un cartel a la orilla del camino señala la localidad de Tres Pinos, y nuestro destino, Lebu, a tan sólo 17 kilómetros.
Un letrero nos da la bienvenida a Lebu. Escoltados por Carabineros de la segunda Comisaría de Lebu, la caravana va acercándose a la zona costera.
A poco menos de diez kilómetros de la caleta, se debió traspasar parte de la carga desde el gran camión hacia los minibuses, dado el tonelaje que impedía girar a la pesada máquina. Salvado el obstáculo, reemprendemos el camino.
A medida que nos acercamos al océano comienzan a aparecer las carpas en las que debió refugiarse la comunidad del sector. La primera parada solidaria es a sólo tres kilómetros de la costa. 27 familias fueron las que se vieron azotadas por los movimientos de tierra y mar. Impactante sin duda fue la presencia de los niños, ansiosos por recibir la ayuda venida desde Lautaro.
Bajo los sones de “Voces del Campo”, que también formaron parte de esta caravana solidaria, fue entregándose parte de la ayuda.
EN EL MAR
La caravana solidaria siguió rumbo al mar, hasta llegar a la misma orilla del océano, el mismo que en la madrugada del 27 de febrero salió a destruir casa y llevarse vidas.
Allí, junto al mar, se realiza una nueva entrega de ayuda.
Luis Jara Antivil, uno de los vecinos afectados por el tsunami, señaló que “se perdió todo lo que había parado cerca del río, mi casa se cayó entera, no sé que hacer. Pero pese a todo, hay ayuda de amigos de otras partes del país, por eso agradezco a Lautaro por venir a socorrernos”.
En medio de nuestro recorrido por la playa, vemos sólo los orificios donde iban asentados los poyos de una vivienda. Increíblemente, la casa está a varios cientos de metros más lejos de su ubicación original.
Carabineros da el pie a la presidenta de la junta vecinal Punta Morhuilla para agradecer a los lautarinos por esta ayuda. “Realmente estamos muy felices de que hayan pensado en nosotros. Queremos dar las gracias a Lautaro, a sus autoridades y a su gente”.
INTERNADO
En nuestra siguiente parada, la caravana es recibida entre aplausos. En el internado de Lebu nos encontramos con una buena parte del pueblo, que ordenadamente reciben estos insumos básicos. Uno a uno, en una larga fila, los vecinos y vecinas retornan a sus albergues con una pesada bolsa de comida y agua.
Al interior del internado, acompañamos a los albergados en un almuerzo.
Verónica Ranqueo, una de las vecinas albergadas, señaló que “para nosotros ha sido emocionante ver ese camión tan grande lleno de ayuda. Hemos sufrido mucho, fue desesperante, pero ahora gracias a Dios estamos todos bien y juntos, que es lo principal”.
Ya bajo la lluvia, la ayuda continúa. Las últimas cajas son recepcionadas en el Gimnasio de Lebu. Una cadena humana va trasportando las botellas de agua hasta su destino.
En medio de las cajas de ayuda y el trabajo de cientos de voluntarios, nos encontramos con vecinos de Pumalal, quienes también viajaron desde la comuna de Lautaro hasta Lebu, siempre ayudando.
Ya en la parte final del viaje, el alcalde lautarino Renato Hauri entregó su impresión de esta extenuante jornada solidaria.
“Estamos muy satisfechos, especialmente del trabajo de todos los voluntarios y de todas las personas que han venido hasta acá. Ha sido una donación importante, y nos vamos tranquilos porque hemos visto que están muy organizados en esta localidad. Estamos contentos, y quiero entregar un gran saludo a la comunidad de Lautaro, por esa voluntad de oro que tenemos. Podemos estar orgullosos de nuestra ciudad”.
De esta manera, la caravana cumplió su objetivo, entregando ayuda y esperanza a la comunidad de Lebu. La tierra destrozó las casas y las calles y el mar asoló lo que quedaba en pie, y sin embargo la comunidad de esta parte de la Octava Región ha sabido ponerse de pie a pesar de la tragedia. Y Lautaro, a cientos de kilómetros al sur, hizo su aporte para sostener a estos compatriotas.
Previo al retorno, hacemos un recorrido final por la playa, viendo los destrozos que la naturaleza provocó en esta parte del litoral. Una advertencia de lo pequeños que somos los hombres, pero a la vez de lo grande que podemos llegar a ser ante la tragedia.

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