lunes, 9 de agosto de 2010

Millonaria flota aérea emprende el vuelo

Victoria.- (Héctor Alarcón, escritor)La más grande flota aérea de Araucanía, integrada por aviones de guerra de los dos mayores conflictos bélicos mundiales ha iniciado un viaje sin retorno a la capital. Se trata de más de doscientas aeronaves construidas por el aeromodelista victoriense Luis Greenhill Hozven, quien luego de haberse contactado con el Director del Museo Nacional Aeronáutico y del Espacio, General de Aviación Ricardo Gutiérrez Alfaro, decidió desprenderse de su flota aérea construida con sus manos de artesano durante más de treinta años de trabajo. Luego de haber sido piloto y vicepresidente del Club Aéreo local, decidió dedicarse al aeromodelismo, para fomentar en parte el aprecio que sentía por la aviación en general y por nuestra Fuerza Aérea en particular. Utilizando maderas nativas, incluido el coligüe, metal, cartón y pinturas de color, fue dando vida a una flota que comenzó a crecer con los años y que hoy día suma más de trescientas aeronaves.Sin embargo, su afición fue siempre una preocupación personal y no tuvo ribetes comerciales, hecho que como se ha visto, le ha permitido juntar la mayor parte los aviones de todas las nacionalidades que participaron en la Primera y Segunda Guerra Mundial, aviones franceses pioneros y por supuesto la flota completa de aviones de nuestra Fuerza Aérea. Como los aviones ocupan bastante espacio, optó por etiquetarlos con una ficha técnica para una mejor identificación, debiendo guardarlos en cajas para evitar su prematuro deterioro. En su taller se respira el espíritu aéreo y es muy reconfortante ver como a sus más de ochenta años domina aspectos técnicos, conversa sobre la participación de las máquinas aéreas en distintos combates y lo mismo habla de la Primera, como de la Segunda Guerra mundiales, la Guerra de las Malvinas y de cuanto conflicto bélico han participado las aeronaves de su construcción. Varias enciclopedias aéreas, libros y revistas, le ayudan a acrecentar sus conocimientos sobre aviación.
Su padre Percy Greenhill viajó desde Victoria a su país natal Inglaterra, para alistarse como combatiente en la Primera Guerra Mundial, desde donde logró regresar al término del conflicto con condecoraciones y un diploma firmado personalmente por el Rey. Don Luis quiso imitar a su padre y trató de alistarse en la Segunda Guerra, pero por su corta edad no fue llamado a las filas.
Ingresó a la Escuela de Grumetes y fue destinado como artillero al buque de guerra más connotado de nuestra Armada el “Almirante Latorre”, el mismo que había participado en la Primera Guerra Mundial, luego de haber sido confiscado por Inglaterra a nuestro país. Años más tarde se retiró de la Armada y volvió a la vieja casona familiar en Victoria, donde aparte de sus actividades hortícolas, ha podido desarrollar su afición al aeromodelismo.
Como hemos dicho anteriormente, más de doscientas aeronaves están siendo enviadas al Museo Aeronáutico de Santiago, pero a pesar de que se desprende de un verdadero tesoro, don Luis está contento, pues piensa que con ello está exteriorizando su verdadero aprecio por la Fuerza Aérea de Chile.
Una iniciativa muy loable la del principal aeromodelista de Araucanía, pero una pérdida patrimonial importante para Victoria, que por no contar con un Museo que pudiera acoger siquiera una parte de esta muestra, lamentará a futuro la partida de la flota de don Luis, como ya ha acontecido con otras reliquias que han emprendido vuelo a otras latitudes donde pueden ser mejor apreciadas por nuestros connacionales.
Hoy don Luis tiene su taller en plena producción: se encuentra elaborando la flota aérea de la “Guerra Fría”, “de los 60 a los 90″, nos explica y nos muestra una serie de aviones soviéticos, franceses, ingleses, norteamericanos y de otras nacionalidades, que poco a poco van formando una nueva colección, que hará las delicias de sus nietos y el asombro de quienes lo visitamos esperando que nuevas aeronaves sigan saliendo de esas manos creadoras, permitiendo así incrementar el conocimiento aeronáutico que él impulsa con tanto conocimiento.

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