viernes, 5 de marzo de 2010

Réplicas en el Biobío obligan a familias a huir a los cerros con poca agua y sin comida

Concepción.- A duras penas, José Hernández subía la silla de ruedas con su hijo minusválido de 35 años al cerro "La U" en Talcahuano. Las ruedas estaban rotas, pero con las réplicas de esta mañana prefería romperse la espalda a arriesgarse a que su hijo fuera llevado por un tsunami.
José, un hombre de 63 años, no tuvo más opción -según dice-, porque tras las réplicas que superaron los seis grados Richter nadie le avisó si podía o no llegar una ola gigante que volviera a arrasar con el puerto.
Como él, decenas de familias huyeron a los sectores altos en la Región del Biobío al despertarse con la fuerte sacudida de sus casas este viernes.
En el cerro "La U" Emol fue testigo del riesgo sanitario que corren las personas más pobres de la zona. Bebés niños y mujeres embarazadas trataban de descansar en medio de un basural con pañales y excrementos a la vista.
Ya han pasado seis interminables días desde el terremoto y las quejas son las mismas: les falta leche, pan, agua e información.
Llorando, Nilsa Arellano Carrasco, de la población Gaete, dijo que se iba al cerro llevándose unos panes amasados que pudo hacer con harina robada de un saqueo. Sus hijos, que se quedaron cuidando la vivienda, prefirieron que ella se los llevara.
"Ellos me dijeron 'mami llévate el pan mejor'", nos relataba con un tono de voz en que se mezclaban la vergüenza y la impotencia.
Los porteños, con rabia acusan que los Bomberos, Carabineros, ni ninguna autoridad les avisa del estado del mar y de los efectos del terremoto. Aún no tienen luz, por lo que la radio y la televisión son un recuerdo lejano. Sólo viven de rumores; aseguran que el alcalde del puerto, Gastón Saavedra no quiere ayudar a los habitantes de las poblaciones Gaete y Libertad, porque los responsabiliza de los saqueos.
"Es verdad que saqueamos, pero fue por comida. Otros se aprovecharon y se robaron sillas y teles, pero la mayoría quería comer", confiesa Nilsa.
Pese a que en Talcahuano máquinas retroexcavadoras ya remueven escombros tratando de poner orden, la situación sigue siendo caótica.
Hay personas haciendo largas colas sin saber qué les van a dar ni a qué hora. Y sólo basta caminar cinco minutos para encontrarse con gente haciendo pozos en la tierra para sacar agua, mientras que otros van a pedirla a la pesquera Iquique. Cuando la consiguen dicen que no se la pueden tomar porque tiene petróleo, les sirve sólo para cocinar.
La rabia es patente entre la población, sobre todo porque el alcalde no ha llegado todavía al lugar. Al ver la cámara de Emol Tv, las personas se agrupan exigiendo ayuda y un hombre joven nos dice que si va el edil "lo vamos a quemar".
Nos vamos del puerto pensando en don José y su hijo inválido. Él pide que alguien se lo lleve a un hogar hasta que pase el desastre. No podemos ayudarlo.

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