sábado, 15 de agosto de 2009

PUA en el alambre. El rostro de un pueblo perdido en el tiempo "Conozca la realidad de estos habitantes que poco tienen de victorienses"

PUA.- A pocos kilómetros al sur de Victoria se ubica una de las localidades que componen esta comuna y que lejos de formar parte del engranaje victoriense -a decir de sus propios habitantes- se sienten a la deriva y lejos de formar parte real del circuito de progreso comunal. Sus cerca de mil seiscientos habitantes -la mayoría se concentra en su parte urbana- ven como día a día su población envejece.
La piedra que da la bienvenida a PUA. Muestra el origen del vocablo. Paradero Urrutia Albarracín.
Los días pasan y las oportunidades soslayan a este pueblo que raya en lo novelesco. Ya se lo quisiera el propio Gabriel García Márquez o Mario Vargas Llosa para retratarlo en alguna de sus exitosas obras, pero PUA hoy, ni para eso alcanza. La ruta 5 sur es la única de traerla a colación al ver ya sea a bordo de un bus o de un vehículo como sus escasas viviendas se ven disminuidas con la presencia de tres enormes antenas de telecomunicaciones que lejos de comunicar, han provocado el efecto contrario. Sus vecinos están divididos ante su presencia, tanto así que un par de familias están en franco enfrentamiento por la ubicación de tales armatostes. Por una parte la familia que cedió los terrenos para el anclaje de las antenas, aduce que -luego de profundos estudios radio estáticos y de ondas efectuados por un sin número de ingenieros- no hay por qué preocuparse por la salud de los "puenses", a partir de la emisión de ondas de radio y telefonía. Por su parte la otra familia, vecina inmediata y aledaña a las citadas torres manifiesta que tales estudios no tienen ninguna validez, ya que la salud -no solo de ellos- sino de sus propios trabajadores y demás vecinos, sí se ha visto alterada por la presencia de tales antenas. Lo que si advertimos de trasfondo -y que para nadie es un misterio- es que a los vecinos poco y nada de verdad les importa si las antenas son fuentes de contaminación o no. El tema son los millones de pesos que la familia -que cedió arrendó los terrenos- percibe año a año. Los que a la fecha ya suman algo así como 50 millones de pesos, ya que anualmente cada una de las compañías de telefonía móvil Movistar, ENTEL y Claro les cancelan un poco más de tres millones de pesos por año por concepto de arriendo del terreno en donde ubicaron sus torres de telecomunicación. He ahí el meollo del asunto. “Antes del tema de las antenas yo y mi marido manteníamos una excelente relación con el matrimonio, pero luego que llegaron los ejecutivos de las compañías de celulares a ofrecerme la instalación de sus antenas y que por ello nos pagarían, se acabó la buena relación” señaló por su parte Silvia Pellet, dueña de los citados terrenos, quien añadió que la relación con ellos siempre fue buena y que hasta hoy no tiene problemas con él. “En tanto con la señora ha hecho de todo para que saque las antenas. Tanto así que incluso mandó a que rayasen la pared de mi casa, exigiendo que saquen las torres ya que provocan “tormenta eléctrica”, cosa que no es así según los estudios que se han hecho” acotó Pellet. Mientras que Las Noticias, no pudo hacerse de la contraparte aludida ya que a esa misma hora -viernes 7 de agosto- no se encontraban en su domicilio, pero sus trabajadores sí coincidieron en que su patrona estaba por eliminar las antenas del lugar.
Voz vecinal
Ajenos a tal polémica, nos trasladamos por el pueblo para conocer a su gente y ver como viven y subsisten. A nuestro encuentro sale la presidenta de la junta de vecinos Nº 14 de PUA, Mónica Huiquipán Cofré. Consolidada dirigente vecinal que desde el año 2006 está a cargo de los destinos de este organismo representativo y fiel delegada del decir comunitario. Huiquipán nos indica que lamentan que su querida PUA, aún no cuente con una delegación municipal. “Lamentamos que la municipalidad de Victoria no ubique una oficina o delegación en nuestro pueblo, ya que ello consolidaría su administración en esta parte de la comuna y posibilitaría la tramitación de documentos e información ciudadana y más aún nos haría ahorrar tiempo y dinero al no tener que viajar por algún trámite hasta la propia ciudad de Victoria” acotó la dirigente, quien a esa hora apoyaba las labores de aseo en el Jardín Infantil de Transferencia, que depende de la municipalidad de Victoria. No podemos dejar de reconocer que el citado establecimiento es todo un logro y acierto para la comunidad. Pulcro. Espacioso. Iluminado y moderno, pero falto de risas y correrías de párvulos. Sí, por que el citado jardín -que abrió sus puertas en abril pasado- pese a contar con una capacidad nominal para 32 niños, hoy solo cuenta con apenas 7 menores (entre los 2 y 4 años de edad). “Estamos en proceso de promocionar y posicionar el jardín. PUA -con esto- da cuenta que su actual población está en decidido proceso de envejecimiento. No hay niños, es cosa que usted recorra el pueblo y lo certifique. Los jóvenes se van y por ello la población se envejece” acotó por su parte la educadora de párvulos Yasna Muñoz Araneda, quien es asistida por la auxiliar de párvulos, Yasmín Sánchez Sánchez y también por la necesaria “Tía Nancy”, quien se encarga de manipular los alimentos que se le prodigan a los escasos menores, quienes igualmente se las arreglan para darle vida y alegría al citado establecimiento.
Puras Promesas
Al volver con Mónica Huiquipán Cofré, ésta nos manifiesta su gratitud para con Las Noticias de Victoria, ya que en una nota pasada -aparecida en este medio- que dio cuenta del mal estado de la ruta que une PUA con Perquenco, inmediatamente la empresa a cargo de la mantención de la citada ruta (Forestal Sierra Nevada) procedió a “pasar” la máquina sobre la carpeta de escaso ripio, a la altura del propio retén de carabineros y de una población aledaña. “Sabe usted que hace más de tres meses que no hacían mantención del camino, pero al aparecer la nota que usted publicó, inmediatamente se hicieron cargo de las obras, pero solo en una parte” expresó Huiquipán, quien continuó su relato indicándonos que los "puenses" para nada se sienten representados por la ciudad de Victoria y por sus autoridades, ante ello la dirigente precisó “de PUA solo se acuerdan cuando hay elecciones. Acá vienen todos los candidatos del partido que sea a pedir el voto, a prometer y prometer, pero pasa el tiempo y todo queda en nada, aquí nada se cumple. Estamos cansados de esto, pregúntele a quien sea -nos interpela- y todos coincidirán en lo que le digo, pero esta vez le irá mal si vienen con lo mismo. Aquí no se trata de quien raya más o primero, ni viene a hacer regalos, calendarios más o menos. Queremos cosas concretas con nombre y firma” puntualizó con decisión la dirigente. A partir de nuestra entrevistada advertimos que la localidad de PUA no cuenta con una identidad propia, tal como ocurriese otrora cuando el pueblo era centro neurálgico para el movimiento de trenes, pasajeros y carga. Basta recordar que en este lugar los convoyes provenientes de Santiago o del Sur del país, enrielaban sus destinos a ciudades como Lonquimay, Curacautín, Traiguén y la propia Galvarino. Trenes llenos de ilusión, trabajo, y frutos de todas partes del país, por ello es que hoy PUA reclama y pide ser reconocida por su pasado glorioso, el cual fue además la amalgama para el desarrollo de esta parte de Malleco. “Yo tengo en mi poder documentos tan antiguos, entre los cuales se cuenta el de la supuesta fundación de PUA la que habría ocurrido un día 13 de abril del año 1881, pero aquí no se celebra nada de nada. Lo único que recuerdo, es que el año pasado -como junta de vecinos- realizamos la Fiesta de la Primavera, la cual fue todo un éxito y concitó el interés no solo de la gente que vive en el propio pueblo, sino además atrajo la atención de los "puenses" quienes viven en el sector rural de la localidad” señaló Mónica Huiquipán, quien agregó que PUA cuenta con la no despreciable población de 1.600 habitantes. “Acá los vecinos somos todos muy unidos. Tenemos iniciativas y ganas para hacer cosas, pero es casi nulo el apoyo que recibimos” añadió la mujer, quien si tuvo palabras de reconocimiento para el servicio que presta la posta de PUA, pero que acusó que la actual tasa de alcoholismo es alarmante ya que no solo afecta a adultos, sino también a jóvenes y niños de corta edad. “Acá como no hay trabajo ni formas de sana entretención, los hombres y mujeres de toda edad se dedican a beber alcohol, Además existen algunos clandestinos en el sector que mucho aportan a ese flagelo, pero acá se hace la vista gorda en temas como este” manifestó la representante vecinal, sin dejar de mencionar que lo mejor que tiene PUA en estos momentos es el servicio de trenes.
Sin casa y pestilencia
Continuando con nuestro reporteo en terreno y cercano a la comunidad, nos hicimos cargo también en conocer una realidad poco conocida por sus pares victorienses. El drama de los sin casa. En PUA también conviven compatriotas a cuestas de otros, en lo que a vivienda respecta. Tal es el caso de Violeta Vargas Muñoz, quien a parte de vivir en casa de sus padres, las oficia como secretaria del comité de vivienda Santa Francisca de PUA. “Desde el año 2004 que este comité se encuentra luchando -junto a sus 31 integrantes- por lograr hacer realidad el sueño de la casa propia. Nos ha sido imposible hacernos de un terreno. Aquí en PUA no existen terrenos para poder construir nuestras casas” señaló con sentida desilusión la dirigente, quien sostuvo además que infructuosos han resultado los esfuerzos por lograr que particulares -como el señor Renner y Solís, propietarios de importantes extensiones de tierra en el pueblo y que más de algunas de estas se encuentran ociosas- les vendan los necesarios sitios para ubicar una futura población. “Hace un tiempo le pedimos a don Carlos Renner que nos vendiera un pedazo de tierra que actualmente no ocupa en nada. Nos contestó que lo pensaría y al volver por la respuesta, obtuvimos un categórico “no vendo nada”. Lo mismo -agregó Vargas- ocurrió con el señor Pedro Solís, quien compra terrenos y no los vende para no tener “vecinos” cerca de su propiedad” acotó Violeta, quien entiende tal proceder como simple egoísmo y falta de solidaridad para con los que no tienen en donde vivir. La misma entrevistada, aprovecha de manifestarnos que la actual planta de tratamiento de aguas servidas -de quien es vecina aledaña- está cerrada y hace mucho tiempo que no presta servicios. “El alcalde Monsalves no ha venido a certificar en persona este tema. La planta continúa recibiendo todas las aguas servidas del pueblo. No existe un plantero a cargo del lugar. Existen cero mantenciones. Los ratones, moscas, pestilencia y cámaras rotas son pan de cada día. Acá nadie nos respeta como seres humanos. Somos la escoria de Victoria” indicó con un sentido malestar la afectada vecina. No es para menos.
No mucho
Al adentrarnos en lo medular del pueblo, el panorama no es muy alentador. No existe una sola calle pavimentada. Se evidencia la ausencia de luminarias en varias callejuelas. Nada de señalética que informe de los nombres de las calles. Ni hablar de áreas verdes o juegos infantiles. Es más la única cancha de fútbol muestra un penoso abandono. Hace más de dos años que no se registra un partido de fútbol en lugar. Así lo manifestó el propio Ricardo Neculmán, quien está a cargo del recinto y escaso auspiciador del deporte en la olvidada PUA. La cancha está convertida en potrero para el pastoreo de animales. Los camarines -si así se les puede llamar- más parecen gallineros o porquerizas. Las escasas graderías ofrecen un panorama triste y que raya en la rabia. Ni hablar de sedes deportivas. Camisetas. Implementación deportiva. Redes. Balones. Nada de nada. Entonces cabe preguntarnos ¿Qué han hecho nuestros representantes y autoridades por estos victorienses? La respuesta es fácil. No mucho. Existen tres sendas locomotoras a un costado de la estación de ferrocarriles, que fácilmente podrían ser repintadas o con ingenio responsabilizarlas del glorioso pasado ferroviario del villorrio, pero nada de nada. No estamos hablando de grandes recursos. Solo de empeño, voluntad e ingenio y por sobretodo cariño por estos compatriotas, que para más remate deben caminar más de un kilómetro desde la ruta 5 hasta sus casas. Muchas veces cargados con las compras de fin de mes. Materiales de construcción o un sin fin de bultos. Tal acto es heroico más aún bajo las inclemencias del tiempo y que no respeta edades. Sin contar además que los escolares muchas veces quedan a la deriva en la carretera, luego que las empresas de buses no les paran de ahí que la deserción escolar -por este concepto- cada vez más vaya en sostenido aumento. PUA está en el alambre y sacarlo de su actual ostracismo y olvido es tarea de todos los victorienses de corazón.

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