lunes, 14 de junio de 2010

Héroes de la Guerra del Pacífico vivieron y murieron en Lautaro

Lautaro.- Corría la década del 40, en la mitad del siglo pasado, y si bien la Guerra del Pacifico había apagado sus últimos ecos, aún vivían los últimos combatientes repartidos por todo Chile. En La Araucanía, en la comuna de Lautaro, un grupo de ellos recorría con paso lento las calles, siempre juntos, y mostrando un brazalete con el número 79 grabado en él, como para guardar para siempre en la memoria sus actos de heroísmo en las lejanas tierras del norte. Esta historia está magníficamente relatada por el escritor Lautaro Cánovas en su obra “Historia de la ciudad de Lautaro”. De hecho, el propio Lautaro Cánovas estuvo presente en los últimos minutos de vida del último soldado residente en nuestra ciudad y que combatió en el Perú. “Hace unos 60 años, uno veía caminar por las calles unos viejitos que tenían una escarapela en el brazo izquierdo que decía 79”, comienza el relato del historiador. “Esos hombres habían luchado en la Guerra del Pacífico y estaban desperdigados por todo Chile. Recuerdo que entonces se les ordenó a las municipalidades que se les entregara a estos veteranos una especie de uniforme -pero de civil-, azul y con esa escarapela”. En Lautaro hubo varios de estos héroes anónimos, que se cobijaron en la tranquilidad de la ciudad, al amparo de los volcanes y del río Cautín. Casi todos vivían en el sector norte de la ciudad.
TESTIGO DE LA AGONIA
Pero para escribir de historia hay que haberla vivido. Es lo que ocurre con Lautaro Cánovas, que fue testigo presencial de la muerte del último veterano del 70 que residió en la ciudad del Toqui.
“…Y se fueron muriendo de a poco, y los enterraban en cualquier parte”, señala el historiador. “Cuando murió don Brasileano Rivas, fue muy fuerte para mí. Es que quizá uno pensaba que nunca iban a morirse. Recuerdo que fui a la casa de él -yo entonces era apenas un adolescente-, y estuve allí porque la familia dejó que entrara la gente que quisiera ver los últimos instantes de alguien que había luchado por Chile en el Perú”.
Es entonces que las autoridades de la época deciden hacer algo por la preservación de la historia. “Don Manuel Fuentes dijo que había que hacer un mausoleo para estos ex soldados”, apunta Cánovas. “No pueden estar repartidos en cualquier parte, en cualquier minuto la familia desaparece y el administrador del cementerio puede eliminar la tumba por temas de espacio”, fue lo que dijo y es así como se hice un mausoleo con una placa con el nombre de cada uno de ellos”. Es así como hoy, muy cerca de la entrada del Cementerio Municipal de Lautaro, se alza este mausoleo, custodiado por la bandera chilena. Descansan aquí los restos de Brasileano Rivas (muere en noviembre de 1944), Juan Avila Avilés (noviembre de 1945), Zacarías Ramírez (julio de 1945) y Carlos Hidalgo López (mayo 1948).
La inscripción de la placa en la pared frontal del mausoleo, instalada allí por la Municipalidad bajo el título de “A nuestros héroes”, señala los siguiente: “Con respeto, orgullo y reconocimiento a estos valientes Soldados que supieron dejarnos la semilla del ejemplo al valor, a la lealtad y el amor a la Patria”.

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