lunes, 23 de junio de 2014
Atribulados familiares y amigos dieron dramática despedida a joven fallecido en accidente automovilístico
Los padres de Hernán Pailahueque indicaron en la misa: ”Un nuevo ángel nos cuidará desde el Cielo….”
Sus Amigos:…”Te amamos…”. Rostros con lágrimas acompañaron toda la ceremonia.
Victoria.- (Manuel Burgos Lagos, Periodista) Cuando ya las palabras no logran consolar el gran dolor de padres por la repentina y cruenta partida de uno de sus hijos, la resignación de quienes asisten a las exequias, es transformarse en una silenciosa y respetuosa marea humana que sólo desea que su presencia constituya el solidario y necesario bálsamo, para aminorar la congoja, labor casi titánica, pues el dolor corre por todas las venas de los presentes, junto a la fluyente sangre.
Sino igual, es lo que más se aproximó al velatorio y servicio fúnebre del joven Hernán Ignacio Pailahueque Navarro, (23, estudiante universitario), realizado el domingo 22 pasado, al mediodía, en la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, de Urrutia 750.
CRUZADO CABALLERO
hernanJunto a sus padres, Hernán y Tatiana, sus hermanos; familiares, amigos, compañeros de curso en Inacap, ex profesores, vecinos e hinchas del Club Deportivo Universidad Católica, al que había pertenecido en forma entusiasta el malogrado nieto de Juanito Pailahueque, ex funcionario de BancoEstado, en un escenario, tapizado de ramos y coronas intentaban hacer más conforme la subterránea aflicción.
Rol Benavides, dirigente distrital de la misión anfitriona, rompió el lúgubre silencio, y citando a Mateo, enfatizó en la necesidad de ponerse en las manos del Señor, en su amor y en su gesto de sacrificio por la Humanidad.
“TE AMAMOS”
A nombre de sus compañeros de estudio y amigos, habló Luis, quien en sentidos términos, fue delineando los aspectos más trascendentes de la vida que los unió por años, y que lamentó concluyera tan abruptamente…”Sólo decir –indicó- que tus amigos te amamos…”
Los padres de Pailahueque Navarro, al menos el jefe de hogar en entrecortadas frases, sólo agradeció la presencia y cariño demostrado por tanta gente; su esposa, lo intentó pero el estado que provocó el fallecimiento del primogénito, le fue muy difícil calmar las secuelas del vínculo familiar roto.
Los restos de “Nanito”, como cariñosamente lo llamaba la familia, recibieron sepultura en el cementerio local, con copiosa lluvia, quizás adhesión a un duelo que debe haber traspasado las fronteras de lo humano, intentando consuelo, ante el fin de una vida que se proyectaba exitosa, pero recordando anunciados designios que en el terreno personal….”No sabemos de día ni de hora”.
Victoria.-
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