La creciente alza de asaltos a personas, robos de especies a las mismas, en número indeterminado es una de las causas porqué en Victoria, nuestra querida ciudad hay verdadera alarma pública. Sumado a esto los robos en casas particulares que se ha multiplicado, sigue poniendo los pelos de punta a todos los vecinos, que no hayan ya como guarecerse de esta horda de maleantes que trajinan por doquier en horas de la noche, en que no se observa vigilancia policial; y lo peor es que los moradores que salen de vacaciones para tener un buen relax en era estival y volver renovados a su tarea habitual dejan sus casas solitarias, sin vigilantes que deben cuidarla y alojarse en los hogares citados.
La desfachatez de los delincuentes llega a extremos tal que se introducen en el cementerio municipal y allí a sangre fría y sin tener respeto ni siquiera con la memoria de los muertos, a vida fuerza y con violencia les roban a personas mayores deudas y deudos de los fallecidos, las carteras u otros objetos de sus pertenencias. Todo a plena luz del día.
Por supuesto que no podemos pretender que Carabineros o integrantes del PDI -Policía de Investigaciones- estén vigilando hasta el cementerio. La escasa dotación policial de los uniformados y la pésima vigilancia por las noches deja a merced de los delincuentes toda nuestra ciudad mientras duerme. Se infiere por las características de los autores de robos a residencias que ellos son profesionales venidos de ciudades con una mayor población; en donde sí hay vigilancia policial nocturna permanente. Han tenido hasta la desfachatez autores de robos apresados por la policía de Victoria, decir: «nosotros somos de Temuco; como allá la cosa se está poniendo mala nos vinimos a Victoria, para operar en la noche es muy fácil». No temen a la justicia porque esta ley procesal penal es un engendro político que se insertó en la Constitución durante el gobierno del ex Presidente Ricardo Lagos, con el propósito de favorecer a un gran sector de profesionales del Derecho, que no tenían trabajo, y que hoy día son las autoridades de la justicia que tal cual está concebida favorece al delincuente, que si por casualidad llega tener prisión preventiva, cumplida ésta sale en libertad para que se estudie del caso «en 6 meses» y el delincuente pueda llegar al estrado de los Tribunales donde generalmente gana el abogado defensor quien es el árbitro que impone que el juez le de libertad condicional: rara vez el fiscal, quien acusa gana la causa, de encarcelar al delincuente. Así estamos en nuestro Chile y Victoria no se libra; lo peor es que la autoridad no dice nada, no da a conocer ni ideas para que la ciudadanía se organice. Y seguimos de mal en peor.
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