Una brutal alza sufrió el desempleo en la Araucanía. De acuerdo a las cifras recién entregadas por el Instituto Nacional de Estadísticas, en el último año -medido al mes de noviembre- la cifra pasó del 7,3 al 10%.
El diputado Eduardo Díaz del Río señaló que "esta explosión de desempleo afecta sobretodo a los más pobres y a los jóvenes, y revela que las autoridades viven en otro mundo, que no tienen idea de cuales son las prinicipales necesidades de nuestra gente".
"Hoy vemos al mundo político muy preocupado de si tres o cuatro personas cometieron fraude al hacerse pasar por detenidos desaparecidos, pero ese mismo mundo político no le da ni bola al hecho de que en Chile tenemos medio millón de cesantes de manera permanente; es decir, viven preocupados
de sus propios temas, mientras el pueblo padece necesidades extremas", señaló.
Para Eduardo Díaz del Río, "que se haya llegado a estas cifras de
cesantía, que la Araucanía haya visto aumentar en un tercio el desempleo en un año, refleja que esta región va como el cangrejo: en vez de ir para adelante, va para atrás, cada vez más lejos, cada vez más pobre, cada vez con menos oportunidades para su gente".
"Es una pena lo que pasa", siguió diciendo el diputado, "porque los que tenemos algo de memoria, no hemos olvidado que la Presidenta, cuando era candidata, ofreció plen empleo para todos. Hoy no sólo no hay pleno empleo; hay medio millón de cesantes permanentes, y en la Araucanía ya nos
hemos estabilizado en el 10% de desempleo, lo cual es gravísimo".
"Tal es así", señaló Eduardo Díaz del Río, "que, en promedio, en el último año la Araucanía ha sido incapaz de crear un sólo puesto de trabajo. Las ocupaciones, a noviembre de 2007, eran 351.200, mientras a noviembre de 2008, la cifra descendió a 351.170".
"Todo esto", concluyó el diputado, "se resume en cifras tremendas: Angol, un 10,8% de desempleo, Victoria, 14,5; Temuco, 13,1, y Padre Las Casas, 14% de desempleo. Es decir, nuesras principales ciudades están a la altura, y aún peor, que Lota en cuanto a cesantía; nuestras autoridades debieran sentir verguenza, pero mientras conserven sus pegas, les da lo
mismo".
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