viernes, 7 de agosto de 2009

Chile profundo

Santiago.- (Antonio Horvath, senador) Hasta el último rincón de Chile, las comunidades y muy en especial los apoderados y alumnos, desean tener una educación de calidad. Cuando le echan la culpa al sistema, en las conversaciones surgen muchos antecedentes que reflejan los distintos factores en juego.
En Villa O’Higgins, comuna que incluye parte del Campo de Hielo Patagónico Sur, el déficit de la escuela respecto a lo que reciben por subvención es de 80 millones de pesos, lo que impide destinar fondos a programas sociales y de servicios. En los poblados del vecino país, el Estado hace grandes inversiones, promueve el poblamiento. Chaltén, que era sólo un campo en 1986, recibe hoy más de 40 mil turistas por año y Villa O’Higgins, fundada en 1966, en el mejor de los casos recibe 2.000 y con similares niveles de atractivos turísticos, pero con muy escasa infraestructura y menos apoyo a los pobladores y emprendedores.
Más del 90% de los habitantes dependen de los programas de generación de empleo y la red social gubernamental. No hay Internet ni celular, por ello no pueden, o se les dificulta participar de los proyectos de emprendimiento. Los beneficios de los compromisos con la agricultura, como bonificación por limpia, fertilizantes y mejoramiento genético, llegan por gotas y menos la de forestación y bosque nativo y más encima a algunos se les discrimina por la edad.
Así, qué futuro perciben las comunidades y qué motivación pueden tener. El abandono hace que los colonos vendan sus campos y algunos hijos queden de puesteros de los nuevos dueños. Algunos se afirman como canta José Larralde “su cinto no tiene plata para pagar ni mis recuerdos”. La EMAZA se privatizó a la mala. Contrasta con esto el transbordador Padre Antonio Ronchi, con un capitán y tripulación diligente y de experiencia. Que esto no lo lea alguien de Gobierno, pues pueden pensar en privatizarlo, lo que por cierto seria una aberración en estas latitudes.
Algunas comunidades y escuelas pasan los programas de educación completos, no regalan las notas y se comprometen para que pese a la adversidad, surjan los jóvenes. La realidad es que la mitad del territorio nacional se encuentra muy abandonada por las autoridades de mentalidad centralista, cuyo corazón está en otra parte.

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