Victoria.- El otrora glorioso e importante aeródromo de esta ciudad -el cual fue cerrado y desmantelado el año 1984- hoy luce en total y absoluto abandono. Una gran extensión y amplia planicie alberga una de las pistas más importantes del sur de Chile. Con una carpeta de casi 2 kilómetros y medio, actualmente ha vuelto a la palestra informativa al ser considerada como una alternativa real, para construir el próximo aeropuerto internacional en la Novena Región.
En un recorrido en terreno -efectuado por este diario virtual- certificamos como el acceso al citado sector, ofrece un deplorable estado. Producto del constantes paso de camiones de amplio tonelaje, que descargan granos en una empresa molinera, la vía está convertida en un lodazal de proporciones. Abundan aledañas a esta gran cantidad de escombros de variado tenor. Pastizales crecen por doquier y que en el verano son fácil fuente de focos de incendios. También se manifiesta la presencia de perros vagos que deambulan por todo el sector, pero lo peor de todo es que al llegar al portón mismo de acceso al aeropuerto, constatamos la presencia de diversos envases de bebidas alcohólicas dispersas por un amplio radio. Evento que da cuenta que el lugar es sitio preferido para el consumo de licor. Del mismo modo también certificamos -luego de total abandono y estado eriazo del lugar- que el otrora Terminal aéreo más importante de la Región, es lugar preferido por los amantes furtivos quienes buscan el amparo de la noche y la soledad para dar rienda suelta a sus pasiones íntimas.
Hangar
Al ingresar fácilmente al recinto nos topamos inmediatamente con el único hangar que queda en pie. Característica mole que aún y a duras penas, presenta los cuadros de color naranjo y blanco tan típicos en este tipo de infraestructuras. En su interior, un basural de proporciones. Escenario de seudo fiestas marginales. Trofeos de licor por todo el lugar. Es increíble que los antisociales aún no hayan atentado en contra del edificio, el cual en gran parte de su estructura ofrece antigua madera. Creemos que la presencia de una brigada de CONAF -que también deja mucho que desear- aledaña al lugar ha impedido tales intentos. El viejo hangar aún ofrece -a pesar de su difícil lectura- el nombre de la ciudad y más abajo la leyenda “Club Aéreo”. Un poco más allá tropezamos con una loza que de seguro debió sostener la torre de control. Al continuar - y como una suerte de espejismo- damos con la propia y antigua pista de aterrizaje y despegue. Luce impecable, tal como alguna vez fue vivo escenario de una competencia y festival aéreo -organizado por el Club Aéreo local y patrocinado por la Fuerza Aérea y la Dirección de Aeronáutica Civil- en el año 1983. El viento y el silencio son mudos testigos de todo ello. La losa está intacta. Tal como se ofreció para los enormes aviones norteamericanos Globe Master (esos que se abrían por delante) que trajeron ayuda en camiones para los damnificados del terremoto de 1960. Siguiendo por la pulcra vía hacia el sur, nos percatamos de la única manga eólica de color blanco y naranjo que flamea, captura y da cuenta de la dirección del viento. Es el único vestigio de que alguna vez allí se situó y funcionó un aeropuerto. Antes, todo su equipamiento fue desmantelado y llevado al actual aeropuerto de Maquehue. Hoy el recinto quiere volver a reverdecer laureles, ya que ha sido mencionado -incluso por las comunidades mapuches de Freire y Quepe, quienes no quieren un recinto como este en sus tierras- como una de las opciones a considerar por el Ministerio de Obras Públicas y el propio Gobierno, para posicionar el próximo aeropuerto internacional en La Araucanía. Por ello Victoria corre con ventaja. ¡A unir esfuerzos y dar la pelea por ello!
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