miércoles, 16 de enero de 2013
Fútbol de los barrios en Angol
Angol.- Miguel Ángel Roa Rioseco
Durante las décadas de los años 50 y 60, Angol vivió el esplendor y el entusiasmo de los campeonatos de fútbol de los barrios, que en ese entonces, con una ciudad que apenas contabilizaba no más de veinte a veinticinco mil habitantes, tenía como gran límite el puente sobre el río Vergara, que separaba “oriente” de “occidente”. Así el lado oriental, agrupaba a Huequén, Villa Alegre, Villa Hermosa y Coñuñuco, agregándose más tarde Pampa Ingenieros. Por su parte el lado occidental, contabilizaba a Chillancito, Rosario y Cañón, siendo todos ellos los iniciadores de los apasionantes encuentros de fútbol de los barrios en el estadio fiscal angolino, exactamente en el mismo lugar y territorio donde hasta hoy día se practica el balompié oficial.
El entusiasmo infantil, juvenil y de adultos que provocaba este evento era asombroso. Cada fin de semana, las familias, con niños y jóvenes, se reunían en el estadio para avivar a sus cracks, aprovechando la generosa sombra de los enormes eucaliptus, algunos de los cuales aún han sobrevivido a la depredación y destrucción humana. Se organizaban “barras”, cuyos cánticos eran de apoyo y aliento a sus jugadores, sin las groserías que hoy día caracterizan a las “barras” actuales. Claro que era otro Chile, fundamentalmente respetuoso y con otra cultura familiar. Hubo inauguraciones de campeonatos donde el barrio encargado de realizarlo, organizó más de una vez, un desfile de carros alegóricos, con una participación masiva de la ciudadanía. La juventud se preparaba con dedicación para esta competencia veraniega. Los jóvenes angolinos que durante el año eran estudiantes de educación superior en Santiago o Concepción, y allí eran amigos inseparables, pasaban a integrarse a los equipos donde cada uno defendía los colores de su barrio natal. Se vivía una amigable rivalidad, donde el buen juego y la lealtad eran la base de cada campeonato. Siempre en cada equipo hubo jugadores destacados, que marcaron época en Angol y otras ciudades. José Santos Arias fue uno de ellos. Vivió en Coñuñuco, se educó en la Escuela Normal de Victoria y llegó a ser destacado centrodelantero de Colo Colo y Universidad de Chile, cuando en ambos equipos habían grandes jugadores como Manuel Muñoz, Jorge Robledo, Juan Aranda o Mario Castro en Colo Colo y José Fernández Passeiro, Di Pace y De Lucca en Universidad de Chile, con ellos nada menos jugó “Tato” Arias, como le llamábamos cariñosamente a este gran futbolista nuestro. También estaban en el equipo de Coñuñuco los estudiantes de la Escuela Normal José Abelardo Núñez Andrés “camorra” Quintana y Lino Alfredo Cea Cea, ambos en el mediocampo coñuñuquense, mostrando un excelente fútbol, que también contribuyó a su formación profesional como docentes, convirtiéndose los dos en excelentes maestros, a los que aún sus ex alumnos recuerdan con afecto. En el equipo de Cañón brillaban René Ojeda Jerez, uno de los marcadores más rápidos y eficientes que he visto en las canchas nacionales, Rigoberto Lobos Garcés, centrodelantero de gran potencia y resolución, Leonardo Méndez Brieres, defensa que salía jugando con gran precisión el balón, formaban parte del equipo cañoñino. Más tarde René Ojeda sería el primer Director Provincial de la Junta de Auxilio Escolar, y a nivel nacional sería también elegido el funcionario más destacado de esa repartición pública. Rigoberto Lobos fue un responsable y eficiente funcionario de la Tesorería Provincial de Malleco y Leonardo Méndez llegaría a ser Rector del Liceo de Hombres de Angol. Así es esta parte de la rica y maravillosa historia de los Campeonatos de los barrios de Angol, cuyas páginas seguiré redactando para que estas crónicas sean parte de la historia de la ciudad que he estado construyendo en estos años.
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