No podemos dejar de sorprendernos al darnos cuenta de los alcances que trajo la entrada en vigencia de la nueva Ley de Transparencia y Probidad, la que por estos días corrió el velo de lo que por años fue un misterio para todos los chilenos, esto es, conocer el monto de real de remuneraciones que perciben las principales autoridades del país. Los datos no indiferentes para nadie y lejos de aceptarlos de buenas a primeras, han provocado un nuevo debate en cuanto a la seudo igualdad que debiese trastocar a todos los chilenos.
Como vemos y certificamos estos no es así. Entonces no podemos dejar de preguntarnos ¿de qué crisis estamos hablando? Claro está que para cierto segmento de la sociedad chilena esta ha llegado y se ha arraigado con fuerza, mientras que para otros simplemente es un dato bursátil más. Es lamentable percibir que para la mayoría de los compatriotas los salarios son tan distantes de sus autoridades, siendo que quienes se echan literalmente el país al hombro son ellos. No es posible que quien nos saca la basura de nuestros hogares desde altas horas de la madrugada hasta bien avanzada la jornada, trate de mantener su casa, criar sus hijos, comer y pagar por sus servicios básicos lo haga con menos del sueldo mínimo al mes. Mientras sus autoridades, gozan de sueldos siderales, que muchas veces no implican un gasto físico. ¿Falta de educación? ¿Falta de oportunidades? o ¿Nació para eso? La respuesta es otra. Equidad y respeto por cada uno de los trabajos y oficios que conforman el engranaje y motor de este país. Si este señor no sacase los desperdicios de nuestros hogares, simplemente viviríamos sumidos en la inmundicia, pero entonces ¿porqué se le debe pagar una miseria, provocándoles incluso que jamás la abandonen? La nueva ley además de querer transparentar seguramente provocará un elevado debate, el cual estamos seguros llevará y tendrá que propender a un replanteamiento al respecto. Hace algún tiempo se hablaba de instituir el tema de sueldos éticos, como una forma de equilibrar y reajustar el sueldo mínimo. Hoy esta misma instancia debiese aplicarse a los millonarios sueldos que mensualmente y por años cobran autoridades de toda índole, más aún tratándose de servidores públicos. De ahí que advertimos y aclaramos el grado de interés y lucha que despierta el acceder a este tipo de “trabajos”. Luchas descarnadas y enfrentamientos mezquinos ahora son entendibles, no hay que recurrir a la imaginación para darse cuenta que ser un “servidor público” en Chile es sinónimo de buen negocio, garantías, poder y seudo alcurnia. La nueva normativa además trae apellido… Probidad, vale decir que a parte de transparentar deberá certificar la honradez, rectitud y moralidad de quienes sean requeridos o interpelados a partir de todos quienes quieran hacerlo. De seguro ya deben existir varios servidores empeñados en corregir o querer obviar datos que los induzcan a ser sancionados por la nueva normativa en cuestión. De lo que sí estamos seguros es que no serán solo los tribunales de justicia quienes multen a quienes quieran negar la información requerida, sino que será la propia opinión pública la encargada de hacerlo. El juicio ya comenzó, puesto que advertimos a diario que los miles de trabajadores de Chile, quienes se quiebran la espalda o entregan sus vidas a favor de la Patria, ven que no son retribuidos justamente y más encima se les aprieta el cinturón o se le mete la mano al bolsillo toda vez que el país o los vaivenes de la economía así siempre lo han requerido. Eso no es justo ni posible. Estamos por transparentar no solo montos sino además conciencias. Apostamos también por que se aplique la esquiva equidad social entre todos los chilenos. Esa misma que alguna vez fue bandera de lucha de varios Gobiernos, la cual nunca ha podido ser izada hasta el tope logrando que flamee con orgullo para todos los chilenos por igual, sea cual fuere su trabajo u oficio
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