

Destacaron por la escuadra victoriense, Felipe Acuña con 33 puntos y que se transformó en pieza clave, tanto por su despliegue físico como basquetbolístico; Cristian Zamorano con 19 puntos, otro que estuvo a gran nivel; Carlos Ciocca con 9 puntos y que respondió en los momentos claves y; Víctor “Toco” Quezada con 6 puntos y que le cambió la cara al partido cuando fue incluido, tanto en el rebote defensivo, ofensivo y en la conversión. Importantísimo también el aporte de Camilo Culun y Danilo Sepúlveda, con cuatro puntos cada uno; Andrés Llanos con 2; David Venegas con 1 y de; Antián Peret, Jaime Navarro y Mauricio Lastra. Bien, porque pese a todos los problemas económicos que arrastra este equipo y por el no pago de sus emolumentos, se dieron mañas para salir airosos y demostrar que está para cosas mayores.
Lo que sí decepcionó, fue la magra y desastrosa presentación de las series menores dirigidas por Diego Herrera, cuadros que fueron vapuleados por sus similares portovarinos. En serie mini cayeron por 92 a 20 puntos; en infantil cedieron por 107 a 43 y; fueron arrasados en la división cadetes por 129 a 29 puntos. Decepcionante; porque ningún equipo muestra un padrón de juego; porque denotan un deficiente estado físico y; porque se observa que no ha existido un trabajo continuo de progresión. Lamentable, porque uno de los objetivos primordiales de la Libsur es el trabajo y el fuerte apoyo para con las series menores, hoy prácticamente abandonadas en nuestra ciudad y que no tienen una continuidad en sus trabajos pre-competitivos. Esto es lo que nunca han querido entender quienes se arrogan la dirigencia del Comité Ejecutivo y del Club Deportivo de la Universidad Arturo Prat. “La fortaleza del básquetbol de cada ciudad participante en el Torneo Libsur, está en sus series menores. De aquí, se surtirán a través del tiempo para ser exitosas”. Es momento entonces de ejecutar un cambio radical.
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