Qué lata me decía don Pedro luego de ver en la prensa que nuestras autoridades declaraban lo que decían ganar. Mire no sé si se lo merecen, pero ¿no cree usted que es como mucho? Me interpeló, luego que contaba sus billetes para pagar la cuenta del agua. ¿Cómo estos señores pueden ganar tanta plata si yo me saco la cresta de sol a sol y apenas me alcanza para sobrevivir? Continuó. No supe o no quise contestarle.
Su amigo Guillermo, jubilado del INP se sumó a la conversa, lanzándome otra pregunta. Oiga y ¿usted cuánto gana? Miré la hora, faltaban para las doce y vi que la fila no avanzaba. Respiré profundo y junto a mis dos rifados contertulios no me quedó más que contestarles que Chile es uno de los países de toda Latinoamérica que mejor retribuye a sus autoridades y asesores, de ahí el interés por querer ser parte del Gobierno o del aparataje estatal. Ambos me miraron perplejos, por lo que tuve que sacar mi pizarra y explicarles que la Presidenta de la República, por ejemplo ganaba mensualmente una cifra cercana a los 8 -millones de pesos, pero que este fácilmente se multiplicaba con otros ítemes de difícil detalle. A don Guillermo le dije que su diputado, por ejemplo “sacaba a pago” la no despreciable suma de 5 milloncitos, los cuales aumentaban llegando a los 8 “guatones” debido a los gastos de representación, viáticos y otros. O sea que al año se mandan casi 100 “palos” al bolsillo. ¿Y cuánto gana entonces un Senador? Se apuró en preguntarme un intrigado don Pedro. Afírmese le dije. Su Senador se “embucha” 13 millones al mes por representarlo a usted en el Parlamento don Pedro, le dije. Así que más respeto. Ambos me miraron como queriéndome decir… oiga tá hue… No pude dejar de reír y les aclaré que la nueva Ley de Transparencia y Probidad, obliga a nuestras autoridades a transparentar no solo sus salarios sino que los somete a juicio en cuanto a temas de honorabilidad, rectitud y moralidad para el ejercicio de sus cargos. Así que cualquier hijo de vecino ahora puede acceder a este tipo de datos, por lo tanto cualquier autoridad requerida no puede negarse a informarlos. Normativa que ubica a Chile dentro de los países más avanzados en el tema. “Oiga eso suena bonito, pero no tanto en cuanto a los sueldazos que se les paga a estos señores” me dijo don Pedro, quien ya se acercaba a la ventanilla de pago. Eso no es nada -le contesté- imagínese usted que el director de la Empresa de los Ferrocarriles del Estado, gana la no despreciable suma de $10.317.000 No es malo para una empresa de todos los chilenos quien posee trenes y vías en completo abandono y que luce un tremendo forado financiero. Mientras ambos jubilados discutían el tema al borde de la fila, no pude dejar de mirar como contaban una y otra vez sus billetes como esperando que sobrase uno. Oiga, ya pues y ¿usted cuánto gana? Volvieron ambos a la carga. En tanto la cajera comenzó a tocar el vidrio para que avanzara la fila, haciendo que don Pedro por fin pagara su cuenta, pero don Guillermo no se conformaba con mi indiferencia. Entre nos me dijo, ¿es verdad entonces que yo puedo ir a la municipalidad y preguntarle al alcalde cuánto gana? Pues claro y no solo a él, al Fiscal del Ministerio Público, a los Jefes de las Policías, al Juez de Policía Local, a los asesores, también a los directores de servicios, etc. Y si ahora hay transparencia en eso, ¿cuándo harán una ley para emparejar los sueldos? me volvió a preguntar. Ese día llegará cuando realmente todos sepamos valorar de verdad el trabajo del otro, por muy humilde que este sea, se me ocurrió contestarle. Don Pedro volvió a la reunión insistiendo otra vez. Oiga y ¿usted cuánto gana? Cuando me aprestaba a contestarle, la transparencia del vidrio de la cajera me indicaba que era mi turno de pasar a “ponerme” con mi cuenta de agua.
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