jueves, 16 de julio de 2015

Entrevista: La vuelta a casa de Francisco Ortega

Victoria.- El escritor victoriense visitó nuestra comuna para dar dos charlas en el Centro Cultural y la Universidad Arturo Prat, como parte de la presentación de Logia, novela que ha sido todo un éxito en Chile. Una deuda pendiente era la que tenía Francisco Ortega con Victoria. Después de años de intentonas, de llamadas y de iba-a-venir-pero-no-vine, el escritor de “60 km”, “El número Kaifman” y la exitosa “Logia” se reencontró con su pueblo natal, gracias a una iniciativa gestionada por la Unidad de Extensión y Comunicaciones de la Universidad Arturo Prat, instancia que Somos9 aprovechó para conversar con él sobre su avance como escritor, y cómo el escribir a las 4 de la mañana, además de perjudicial para la salud, está sobrevalorado. ¿Te produce sentimientos encontrados volver a Victoria? Nada de sentimientos encontrados. A mí me gusta mucho venir a Victoria, creo que es parte de reencontrarse con uno mismo, con los orígenes. Hace harto rato quería hacer algo así en Victoria, sentía que era una deuda pendiente que tenía. Hubo una época en que yo tenía pega estable, entonces no era llegar y viajar. Ahora soy más dueño de mi tiempo y eso ayuda harto. ¿Cómo ves tu evolución como escritor? No creo que sea una cosa sólo de talento. Cuando uno quiere dedicarse a trabajar escribiendo, tiene que dejar de verlo como un hobby o una entretención, sino que verlo como un trabajo. Así he logrado las cosas. Yo en verdad me he sacado la cresta trabajando en esto, y creo que lo que he logrado es por pega más que por talento. Si bien tú eras un escritor ya reconocido, ¿cómo cambia todo después de Logia? Cambia en el sentido que puedo vivir de esto. Cambia porque te vuelves un poco más conocido y más público, también. Cambia porque lo que escribes ya sale de las fronteras de Chile, se convierte en un libro que es conocido fuera de las fronteras, sobre todo en Latinoamérica, pero el resto es lo mismo. Yo podría, perfectamente, después de La Catedral Antártica, volver a escribir una novela intimista que no tuviera mucho que ver con Logia. Creo que tendría mejor salida, tendría más lectores, y eso es lo más interesante. El libro estuvo 40 semanas en el ranking, ha vendido alrededor de 30 mil ejemplares, lo que es harto. Si vendes 30 mil ejemplares significa que, como hay un promedio de tres lectores por libro, o sea hay 90 mil personas que te leyeron, lo que para un universo de lectores como el chileno es muy satisfactorio. ¿Cómo cambia el proceso creativo después de ya desvincularte de todo trabajo? Básicamente, te da más tranquilidad. Eso es súper bueno porque en el fondo puedes trabajar en la mañana y eso es mucho más productivo que trabajar en las noches. Te acuestas más temprano, tienes más tiempo para vida social, para los amigos, para la gente con la que te rodeas. ¿Y qué pasa con todo este mito del escritor bohemio? Yo creo que el mito del escritor bohemio se acabó hace mucho tiempo. O sea igual a uno le gusta el hueveo, pero esa imagen romántica del autor que vive hasta las 4 de la mañana con una botella de vino y fumando… al menos yo no puedo escribir borracho, no me sale. Yo me tomo esto muy profesional, como si fuera un abogado, un doctor o un ingeniero. Esto es hacer ingeniería o medicina con libros. Ojalá todos lean Logia, espero que el libro llegue a algunas bibliotecas y que sigan lo que quieran. Si sienten que son buenos para escribir, para pintar o para hacer música, peleen y denle hacia adelante. No soy del lugar común de que los sueños se hacen realidad, pero con trabajo uno puede lograr cualquier cosa.

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