viernes, 23 de enero de 2015
Columna: Simplemente Lemebel
Victoria.- Abandonado por su madre siendo muy pequeño y renegado por su padre, entre suburbios y burdeles de mala muerte, logra llegar a la Universidad de Chile donde en 1970 se titula de Profesor de Artes Plásticas. En esos sórdidos ires y venires, se encuentra con las plumas que lo acompañaron en el lenocinio literario que lo convierte en escritor.
Consecuente hasta la muerte con sus principios, convicciones y diferencia. Amante de la tinta ácida y deslenguada se caracterizó por sus intervenciones artísticas extremas que a nadie dejó callado. Cómo olvidar la vilipendiada “Yeguas del Apocalipsis”. Performance realizada junto a Fernando Casas en 1988, ingresando desnudos sobre una yegua a la Facultad de Artes de la Universidad de Chile, en ese entonces intervenida por el gobierno militar. Entró como una reina, aunque nunca lo fuese de la primavera, como declaró él mismo.
Militante del PC, amigo entrañable de Gladys Marín, no alcanzó a publicar su libro donde narraba la gran amistad que los unía. Sin embargo, Editorial Planeta, su casa literaria, pretende publicarlo en un futuro cercano.
Amante de lo revolucionario, homosexual y diva asumida, publica su primer libro “La esquina es mi corazón” en el año 1995 donde narra crudamente los entornos marginales de Santiago ligados al tabú de la homosexualidad, la prostitución y la pobreza. Hasta lo último “Poco hombre” en 2013. También condujo programas radiales, dirigió talleres de crónicas y dio conferencias en diversas universidades, como la Universidad de Harvard y la Universidad Stanford.
Pese a no haber obtenido nunca el Premio Nacional de Literatura (él culpa a Roberto Bolaños por alabarlo tanto que causó envidia) creo que quienes conocimos sus agudas y espinudas letras le hemos concedido el sitial de GENIO, condición que un Premio en concreto no sobrepasará el Premio de quedarse en la memoria chilena.
Pedro: que tus yeguas se hayan convertido en Pegasos y junto a sus alas vueles muy alto en la literaria eternidad.
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