Victoria.- (Manuel Burgos Lagos, periodista)Su temor a ser despedida, a pesar de estar con fuero maternal, demostró la trabajadora de la Corporación Nacional Forestal (CONAF), Marcela Elizabeth Meier Ramírez, por problemas que tuvo con la capataz de las faenas, de lo cual dejó constancia en la Inspección Comunal del Trabajo. Por las razones que explica al periodismo, la afectada informa que tras una licencia médica, se reintegró a sus funciones, pero se le envió a la Oficina Municipal de Información Laboral (OMIL) donde se le dijo que regresara a su casa a descansar, para que no corriera riesgos con su embarazo de tres meses. Se argumentó que se le cancelaría su sueldo, como si hubiese trabajado, aunque no se le entregó comprobante alguno del permiso. EL TEMOR
Domiciliada en Bandera 675, la mujer forma parte de las 300 trabajadoras que realizan labores de limpieza en las calles, por un sueldo de 70 mil pesos mensuales, desde el 01 de mayo hasta el venidero 30 de septiembre.
Sus aprehensiones las narra de la siguiente manera: “A pesar de mi fuero maternal, tengo miedo de que me despidan , por problemas que tuve con una capataz, que estaba bajo mi responsabilidad; ella, es muy falta de respeto, muy grosera; no sabe respetar a los demás, hay un ambiente bastante hostil ; tuve un problema con ella, derivado a que tenía que cancelarme del sueldo, que no llegó, pero los jefes, igual me dieron la quincena, para evitar que siguiera con problemas, ya que al no recibir el dinero, me ofusqué mucho, y le di una bofetada a la capataz, tendiendo claro que es una falta grave, y como ella tiene jerarquía en el ámbito de CONAF, fue a Carabineros a hacer una denuncia por este último hecho”, deja constancia Meier. Derivado de esta situación, ella ingresó al hospital con síntomas de pérdida, producto –dice- de la rabia y todo el desagradable momento que le había tocado vivir, con su más de tres meses de espera de su bebé.
REPRESALIAS
La trabajadora teme que la despidan por presiones que pudiese hacer la capataz en su contra, a pesar de las garantías que le dieron en la OMIL. Basa su aflicción por el hecho de no contar con un comprobante de la autorización para descansar en su casa, y argumentar falta al trabajo, ya que tres ó cuatro días de ausencia, es causal para adoptar esta medida. Confía en que los medios informativos sean su aval para que ello no ocurra.
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