Internacional.- Mientras Rusia, Noruega y Japón piden regular la caza y no prohibirla, el resto de los países aboga por la conservación
Según datos presentados en la reunión anual de la Comisión Ballenera Internacional (CBI), que se desarrolla esta semana en Madeira (Portugal), el turismo de avistamiento de ballenas reditúa mundialmente 2.100 millones de dólares (más de un billón de pesos) y su caza sólo diez millones.
Un argumento más para la batalla que parece no tener fin: cazar o conservar a las ballenas.
Rodrigo Hucke Gaete, director del Centro Ballena Azul, aboga por los avistamientos. "Es una industria alternativa, súper interesante y que atrae mucho turismo". Agrega que en Chile falta más investigación y fondos para determinar las zonas de avistamiento, y un poco más de voluntad.
Censo al sur
Lo opuesto a lo que plantea Japón. En la reunión del año pasado, realizada en Santiago, ese país dejó entrever que se apartaría del alero de la convención porque, en su opinión, su espíritu sería regular la caza y no la conservación de la especie. Este año, Rusia y Noruega secundan la posición.
La comisión se reúne cada año para revisar las cuotas de caza basándose en datos científicos actualizados. La discusión se remonta a 1982, cuando se estableció una moratoria que impide la caza comercial, limitando los permisos para captura con fines científicos o para aborígenes.
La chilena Bárbara Galletti, del Centro de Conservación Cetácea, presentó en Madeira el primer catastro de población de ballena azul del Pacífico sur. Cien de estos gigantes se alimentarían en nuestras costas durante el verano.
Conocer el número y las rutas migratorias es fundamental para protegerlas. La CBI alentó a seguir con el trabajo, "ya que contribuirá al conocimiento de las poblaciones de esta especie en el hemisferio sur", dijo la especialista chilena desde Portugal.
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