Hace unos veinte y cinco años en nuestra ciudad existían pocas viviendas al otro lado del río Traiguén, estaba la escuela Hernán Trizano, conocida como Nº 24, no existían calles pavimentadas, una que otra vez era común que se desbordara el río generando daños en diversas viviendas, aún no se construían poblaciones, pero todos coincidíamos en sentirnos orgullos de nuestro río.
Muchos niños se bañaban en él, desde los «Alamitos» hasta el puente Cimbra que existía en calle Chorrillos, uno veía el fondo, el agua era cristalina y un par de años después se construyó un balneario bajo el puente ferroviario. Algunos vecinos indican que algunos se paseaban en bote y era común tomar once al atardecer a plena sombra, escuchando su torrente.
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