miércoles, 13 de octubre de 2010

Una Manicure Color de AMOR

Victoria.- (Carla Escobar, Asistente Social)Un día jueves ajetreado, muchas cosas que hacer, muchos plazos por cumplir, pero entre tanta cosa, recibo un llamado, una invitación, decido tomar una hora de mi día para un relax. Llego a las 11 de la mañana a la Escuela Confederación Suiza de Victoria, donde nos reciben alrededor de 7 muchachas, vestidas con batas blancas, listas y dispuestas para atendernos en una sesión de manicure. Yo, muy inexperta nunca me había hecho una, pero mi manicurista Yarittza (16) conocía muy bien lo que estaba haciendo, primero la cutícula, la lima, la exfoliación, luego hidratación y color. Nunca me habían mimado tanto, mientras tanto conversábamos de la vida se me paso volando la sesión de manicure entre el cafecito y el Strudel de manzana cocinado por los mismo integrantes de la Escuela.Cada cosa de esta escuela me llamó la atención, la calidez de las pedagogas, la infinita paciencia, dedicación y empeño de Yarittza, las atenciones de cada uno de los niños y el cariño que entregaban esas niñas con cada pasada del pincel. La Escuela Confederación Suiza de Victoria, es una casa, una familia, cada uno de los niños cumple una función, ellos son un engranaje en este gran reloj, que funciona a la perfección, cada uno con sus limitaciones, pero con un don que hoy en día es difícil encontrar, el don de entregar amor, solo con una mirada. Este día lucí mis uñas como nunca, una manicure francesa, digna del mejor salón, pero con el ingrediente secretos de unos ojitos llenos de ternura, Gracias Yarittza!, le dije antes de salir emocionada de la Escuela Especial Confederación Suiza de Victoria. Ya en el auto con Marisol, nos miramos nuestras uñitas y sentimos una sensación especial en el aire, son las buenas vibras de las que nos cargamos dentro de ese lugar. Marisol: Gracias por una invitación inolvidable

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