

En marzo de 1888 llegaban a Collipulli los primeros maestros armadores y dos meses después, arribaba al puerto de Talcahuano el primer embarque proveniente de los talleres del Creusot. Lastarria falleció pocos meses antes de la inauguración de la majestuosa construcción, en julio de 1890, siendo reemplazado en el cargo por su colega Eduardo Vigneaux. Esta notable obra permitió proseguir la construcción de ferrocarriles hacia el sur de nuestro país con el consiguiente estímulo al desarrollo e integración de esta vasta e importante zona, influyendo, de paso, en la incorporación efectiva al territorio nacional y al progreso a la que había sido, por siglos, la indómita Región de la Araucanía.
Hoy como ayer, la obra impresiona por su magnitud. Su longitud es de 347,5 metros, divididos en cinco tramos iguales, de 69,5 metros. El puente descansa sobre sus dos estribos extremos y cuatro pilas intermedias, todas ellas de acero. La primera y cuarta pilas tienen 43,7 metros de alto, la segunda 67,7 y la tercera 75,7. Los rieles se encuentran a 102 metros de altura sobre el fondo de la quebrada. Entre los años 1922 y 1924, se pusieron refuerzos diagonales entre la viga y las torres para que la estructura soportara el peso de locomotoras más modernas. El viaducto se aprecia en toda su magnitud desde el puente carretero que se construyó paralelo a él e inaugurado el año 1973.
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