miércoles, 1 de febrero de 2012

Concurridos funerales de maestra

Collipulli.- A una sentida manifestación de pesar dieron ha lugar el domingo los funerales de la profesora Lidia Marcelina González Barriga, quién falleció repentinamente a la edad de 77 años.- Ex docente de la Escuela D 104 Thomas Alva Edison y directora sostenedora del colegio Madrigal de esta ciudad.-
La profesora Lidia González, era casada con el también docente Hipólito Anabalón Ruiz, quién le sobrevive junto a tres hijos.-
Los restos mortales de la docente, fueron velados en el salón velatorio parroquial, llevándose a efecto sus exequias en el cementerio local, tras el oficio de una Santa Misa por el eterno descanso de su alma.-
En el Campo Santo local hicieron uso de la palabra su hijo Francisco Anabalón; en representación de los profesores jubilados usó de la palabra Rosa Fernández Galdames; Zulema Leiva, amiga personal; el director del colegio Madrigal Celso Acuña y un sobrino de la docente fallecida Carlos Molina; en el templo parroquial se había dirigido a los presentes su hijo Mario Javier Anabalón.-
Profesores, no solo de Collipulli, sino que de la provincia, delegaciones escolares, padres y apoderados, como asimismo amigos de la familia rindieron así su homenaje y último adiós a la docente fallecida.-
Ha muerto una maestra
Ha muerto una maestra, que empezó enseñando a los niños del campo, para luego llegar a la ciudad.- Hija y hermana de otras maestras también, vocación familiar.
Su amor y su talento de docente, siempre estuvieron con los ojos puestos en el futuro de los niños y tras su retiro de la educación municipal, optó por continuar con su apostolado y dio vida a su colegio Madrigal.-
Esa comunidad educacional hoy está triste… pero saben que ella la creó para que la trasciendan y no nos cabe ninguna duda, desde el lugar donde esté, donde el Divino Hacedor la cobije, su estampa de profesora, de maestra, estará siempre presente.-
Son muchas las generaciones que algo en la parte educacional, le deben a esta maestra ejemplar; su vida, sus ilusiones, sus esperanzas, estaban dirigidas siempre a la niñez que ella educaba.-
Hoy ha partido inesperadamente al encuentro con Dios; el viernes inició el viaje sin retorno, aquel viaje en donde se pasa el umbral de aquella ancha puerta, por donde el pasajero avanza, y en donde se guarda el sueño de la muerte, allí donde está la fe, la caridad y la esperanza.-
(Tu colega Mario Grandón C.)

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