Angol.- (Jorge Abasolo Aravena) * El eximio equitador angolino, habla de los entretelones de ese salto gigantesco (2.47 metros) efectuado un 5 de febrero de 1949 con el que alcanzó el récord mundial de salto alto a caballo.
Cuando hace algunos años el Círculo de Periodistas Deportivos” ungió a Marcelo “Chino” Ríos como el mejor deportista chileno de todos los tiempos, muchos alzaron su voz en son de protesta. Los más molestos eran algunos angolinos que conocieron y hasta fueron amigos de Alberto Larraguibel Morales, uno de los escasos chilenos que inscribió su nombre en la Enciclopedia Guiness de Record Mundiales.
Y los reparos tenían asidero. Es cierto que Ríos fue número uno del mundo, pero por sólo días. En cambio, el salto de Larraguibel cumple en febrero del 2008 nada menos que 62 años sin haber podido ser batido.
La controversia está lejos de terminar;y el origen de ella habría que buscarla en el hecho que el deporte ecuestre no cuenta con la cantidad de adeptos que sí tiene el tenis. Tema eterno, por cierto...
Alberto Larraguibel Morales dejó de existir a las 9.10 de la mañana del miércoles 12 de febrero de 1995 en el Centro de Pacientes Críticos de la Clínica Las Condes. Tenía un cáncer pulmonar que le significó la extirpación del pulmón izquierdo.
ALGO DE HISTORIA
Larraguibel ingresó a la Escuela Militar en 1938;y en 1940 pasó como alférez al Regimiento Húsares de Angol, época en que ya había empezado a saltar y lograr éxitos. Hacia 1941 fue destinado al “Cazadores” de Santiago y en 1946 inició el curso que lo llevaría a la gloria con el caballo “Huaso”, un ex fino de carrera que competía antes con el nombre de “Faithfull” (Creyente).
Alberto Larraguibel Morales nació en Angol un 30 de mayo de 1919, y era hijo de Alberto Larraguibel y Filomena Morales. Se casó con Silvia Stieb, con quien tuvo cuatro hijos: María de la Luz, Silvia, Alberto y María Angélica. Sus estudios los realizó en el Liceo de Chillán y en la Escuela Militar, plantel desde donde egresó como alférez en 1940. Su primera destinación fue el Regimiento de Artillería “Húsares” de Angol.
En 1947 se tituló como maestro de equitación y un año más tarde obtuvo el campeonato continental de salto alto a caballo, con 2.37 metro. También hizo el curso de capitán y recibió su grado casi al final de la temporada.
Fue en enero de 1949 que lo nombraron para integrar el equipo chileno en el concurso hípico internacional, en Viña del Mar, donde finalmente conseguiría el récord mundial.
Más tarde representó a nuestro país en torneos internacionales de salto en Chile y en el extranjero, así como en los Juegos Panamericanos de 1951, integrando la Selección Nacional y en giras por Europa.
El caballo “Huaso”, que era un fina sangre de carrera, murió en la década del 70. El récord de Larraguibel y “Huaso” no ha podido ser igualado, pese a innumerables esfuerzos e intentos.
En 1974, en Europa, se llegó a los 2.41;y en 1978, en Niza, a los 2.20 metro. En nuestro país, el último intento serio por batir el récord de Larraguibel fue protagonizado por el capitán Carol Lopicich –en 1991- justamente en un encuentro realizado en homenaje a Larraguibel. Montando a “Sorange”, Lopicich logró superar la barrera de los 2.10 metro.
SU ULTIMA ENTREVISTA
Fue a comienzos de 1993 que tuve la oportunidad de conversar y entrevistarle por última vez. No sé si sentir orgullo o nostalgia por ser quien tendría el honor de hacerle la entrevista postrera. Siempre sonriente, nunca faltó a la mesa el mosto apropiado para una conversación que siempre terminaba en temas varios, porque don Alberto era un conversador de las más diversas materias. Recuerdo que en esa oportunidad me acompañó el jugador de fútbol brasileño Ned Barbosa. Aún recuerdo las palabras de mi amigo a la salida de la casa de Larraguibel:-“Si este hombre hubiese nacido en Brasil, calles y monumentos le recordarían eternamente. Creo que en Chile no lo saben aquilatar”.
-Palabras justas, sobrias y certeras. ¿El pago de Chile? ¿Otro recuerdo incipiente para un grande del deporte?
-Es posible. Este es un país no sólo de contrastes geográficos, sino también de contrariedades a la hora de justipreciar a sus verdaderos héroes y a sus auténticos deportistas.
He aquí un extracto de mi última conversación con el jinete con trazas de leyenda, cuya hazaña –aunque no tan bien ponderada- es imposible erradicarla de los anales deportivos de nuestro país.
-Se dice que “Huaso” era un caballo viejo y casi desahuciado, pues nunca llegó a ser el purasangre ganador de carreras como se pensaba. ¿Cómo llegó “Huaso” a sus manos y con qué objetivo?
-A ver...”Huaso” era hijo de Henry Lee y Trémula. Había nacido en 1933 en el Haras “La Mañana”. O sea, era descendiente de británicos. Por muchas razones la suerte no lo acompañó mucho en los hipódromos de Santiago, a pesar de su inmejorable pedigrée.
-¿Por eso lo vendieron, entonces?
-Justamente. Lo vendieron el año 1940 al capitán de Caballería Gaspar Luege, quien se hizo cargo de su adiestramiento y para dedicarlo al deporte ecuestre. Y es que “Huaso” tenía muy buena alzada y una recia estampa.
En el adiestramiento, “Faithfull”, porque todavía no se llamaba “Huaso” anduvo muy bien. Se reveló como un excelente saltador de obstáculos de altura. Y le dio a su jinete –el mayor Monti- una serie de éxitos en ese tipo de pruebas.
“Huaso” era un caballo fogoso...precisamente por eso no tenía condiciones para saltos de recorridos, porque sus brincos eran muy altos y largos. Solía perder las distancias.
-Pero vamos a lo de su récord mundial. Hay quienes dicen que usted habría superado la barrera de los 2.52 metro. toda vez que las varas se curvan en el centro.
-Mire, respecto de eso, le puedo decir que el Reglamento de Concursos de Salto de Obstáculo de la Federación Ecuestre Internacional establece la manera de medir el obstáculo y dice textualmente que (ABRE UN FOLLETO) “después de cada salto, la medida se tomará con una regla colocada perpendicularmente al suelo, después del obstáculo y al centro del obstáculo”. Como el mismo Reglamento indica que las varas deben tener siete metros de largo y diez centímetros de diámetro, es natural que por su longitud se curven en el centro...y como “Huaso” saltó por el extremo derecho del obstáculo –como era su costumbre, por lo demás- yo estoy seguro que su salto fue más que la altura oficialmente medida.
Yo creo que es posible que haya llegado a los 2.52 metro.
Pero, la marca oficial quedó en 2 metros y 47 centímetros.
-Luego de ese brinco histórico, ¿por qué no insistió usted en batir su propio récord?
-Es que hay que aclarar algunas cosas. Una vez logrado el récord mundial, la gente fue presa de una alegría contagiosa. Ese día la algarabía fue descomunal. La gente se abrazaba, gritaba, reía y hasta lloraba de alegría. Fíjese que entre el público estaban unos marinos franceses del buque “Jean D’Arc, que estaban presentes en esa prueba. Y para festejar –lo recuerdo muy bien- lanzaron sus gorras al aire. Le confieso que me llegó a doler la espalda de tantos abrazos que recibí. Después, recuerdo que me tomaron y me pasearon en andas. Mi soldado caballerizo abrazaba, besaba y secaba a “Huaso” con un paño, y lo defendía de los que querían llevarse crines de su cola como recuerdo de lo que habíamos logrado. Y me recuerdo que el general Walton Ojeda, a viva voz frente al obstáculo y de modo enérgico y oportuno, impedía que algunos se aprovecharan del tumulto para invadir la cancha. Es explicable el gesto del general Ojeda. Si la gente entraba en tropel al lugar del salto, lo más probable es que se habrían subido a éste para llevarse algún recuerdo. Y entonces habrían impedido que el Jurado controlara su altura después de ser salvado, como lo establece el Reglamento Internacional.
LA IMPORTANCIA DEL ORDENANZA GONZALEZ
-En medio de tanta emoción, ¿hay algún momento especial?
-Claro que sí. Nada de esto hubiese sido posible sin el apoyo del ordenanza González. Al momento de batir el récord todo el mundo se abalanzó hacia el salto y hacia. Era gente que quería llevarse algún recuerdo del salto. Pero el ordenanza González los supo contener. De ahí el jurado volvió a medir la vara y así se pudo homologar el récord mundial. Por favor, cuando publique esta entrevista, no se olvide de mi ordenanza González. Era un gran tipo...un gran amigo...
Segundos después la Banda Instrumental del Regimiento, con orden...o tal vez por propia iniciativa, no lo sé, irrumpió con el himno nacional. Fue un momento muy fuerte y emotivo. A mí, por los cientos de abrazos que recibí, me empezó a doler la espalda. De manera que después de unas cuantas fotografías, me arranqué de la cancha. Con toda esa emoción y esa algarabía que se manifestaba, comprenderá usted que era imposible que yo intentara batir de inmediato mi propio récord.
-Hoy existen métodos para fortalecer a un caballo. Se trata de medios que antes no existían. No obstante, su récord parece imbatible. A su juicio, ¿qué tenía el caballo “Huaso” que otros no tenían?
-Bueno, hay que reconocer que “Huaso” simplemente era un caballo excepcional. Recuerdo que participando en Inglaterra –antes de la competencia- hasta hubo gente que se mofaba de él...y no podían creer que ese caballo tuviera el récord del mundo de salto.
Ahora, respondiendo derechamente a su pregunta, hay que señalar que toda droga o estimulante a un caballo está estrictamente prohibida. Además, en un Concurso Hípico Internacional todos los caballos son rigurosamente examinados, y cada equipo debe estar integrado por un médico veterinario.
Ahora...decir que el récord que ostentamos parece invencible, me parece una opinión arriesgada. Con un jinete con experiencia, con conocimientos de las limitaciones, conciente de la capacidad de su cabalgadura...y ambos con la decisión de vencer el obstáculo, con compenetración y un plan de adiestramiento científicamente elaborado...¡ah! y con algo de suerte, puede ser...puede ser...
Yo creo que se puede llegar a una marca mayor.
-Anualmente se realizan en Europa competencias de este tipo. ¿Qué alturas se han alcanzado?
-Hace algunos años, me impuse por el diario que en un Concurso Hípico Internacional en Bélgica habían tratado de quebrar el récord y habían llegado a los 2.21 metro. Más tarde, en otros países europeos y sudamericanos también lo han intentado, pero no sobrepasan los 2. 20 metro. En Londres, en 1992 se hizo un Concurso Internacional en donde llegaron a los 2.30 metro
Ojalá tengamos récord para rato. (Sonríe)
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