Victoria.- Los normalistas de Victoria estamos de duelo. En Valparaíso a la edad de 86 años ha dejado de existir uno de los más grandes profesores que tuviera la gloriosa Escuela Normal de Victoria, Don Claudio Solar López. Este polifacético maestro ejerció la docencia en las aulas normalistas entre los años 1949 y 1957. Coincidiendo con uno de los períodos más fecundos de la cultura victoriense, ganándose el merecido renombre de “Victoria la Culta”.
El erudito maestro Solar contribuyó poderosamente al engrandecimiento cultural de aquellos años, junto al recordado “Papi Orellana” compusieron el Himno que hoy cantamos con orgullo y emoción: “Victorienses de la Frontera, nuestra tierra es de amor”. También junto a la Orquesta Normalista y a las obras de teatro preparadas en conjunto con el no menos recordado Don Eduardo de la Barra Campos fueron un hito que conmovieron a la sociedad de aquellos años. También se presentaron en los más diversos escenarios de la región y de la capital, recibiendo en todas partes elogios y reconocimientos. Los muchachos normalistas guiados por estos maestros de excepción, desarrollaron las más diversas capacidades artísticas que más tarde llevarían a los lugares en donde ejercieron su profesión de maestros.
“Arribé a Victoria en marzo del 48. Llovía. Desde entonces nunca dejó de llover”. Así relata Don Claudio su llegada a Victoria cuando recién se había titulado de profesor de Castellano y Filosofía en la Universidad de Concepción.
Como profesor dejó una huella imborrable en las generaciones normalistas que fueron sus alumnos. No solo se limitó a impartir sus clases magistrales, sino que además guió a sus discípulos por el cultivo de la poesía, el teatro, la filosofía, la pintura, la oratoria. Fue por esencia un formador de maestros, apasionado y fervoroso: “Ese que veis ahí, es un maestro, un maestro rural, lleva en su voz el mensaje del viento y en su pecho, una bandera de cristal”. Versos de un poema con los que despidiera a sus queridos alumnos de la promoción del 53. Uno de ellos lo recuerda así: “Su ingreso a la clase era antológico: el libro en su mano izquierda, apretado a la altura del corazón, “este libro es el que da pan y por eso hay que quererlo y protegerlo, al ingresar a la sala el profesor normalista pisa fuerte, que suene el taco, debe usar el paso pedagógico, la mirada pedagógica, el saludo amable …cuando caminen por las calles no busquen la chaucha, la frente alta, la mirada atenta, la sonrisa fácil. Valoren lo que son: alumnos de esta Escuela Normal”. Esta fueron las lecciones eternas de este maestro de figura frágil, planchado sombrero, paraguas al brazo y abrigo oscuro. Esa fue la mística normalista. Así se preparaba a los maestros de ayer.
Don Claudio Solar ha muerto, lejos de esta ciudad lluviosa. En Valparaíso era columnista del Diario “La Estrella”. Estaba dedicado a la astrología con el seudónimo de Profesor Nostradamus, pero su obra imperecedera quedó para siempre entre la lluvia iluminada y las sementeras de oro de esta tierra "donde crece el hualle y el laurel". Las páginas de “Las Noticias” se nutrieron también de la pluma ágil y del verbo florido del poeta Solar.
Terminemos este homenaje con las palabras que hace unos años le dedicara uno de sus ex alumnos (Eduardo Enrique Gajardo, Generación del 53) : “En los últimos años el maestro Solar estuvo empeñado en descifrar la poesía de la métrica de los astros, para los años futuros… sea cual sea el futuro, tenga un abrazo Don Claudio y unas pocas lágrimas cordiales… y si en su búsqueda divisa alguna vez un nuevo centro luminoso, no olvide que nuestras almas presentes y ausentes, incluyendo la suya, constituyeron un día para otras almas, un hermoso faro cósmico llamado ESCUELA NORMAL.
Querido Maestro (Q.E.P.D.), en Victoria seguirá lloviendo y sus versos cual gotas de lluvia se seguirán esparciendo por los aires fríos de esta ciudad del Sur.
Centro de ex Alumnos Normalistas
Filial Victoria
1 comentario:
Don Claudio Solar, ahora y por casualidad, sé de su fallecimiento y casi me sorprende la conciencia de que al fin era mortal porque una personalidad como la suya es demasiado cercana a la vida como para imaginarlo muerto.
Fue mi Profesor y después uno de mis amigos más respetados y queridos aunque se equivocó en la dedicatoria que me hizo en uno de sus libros, calificándome como escritor cuando no paso de ser un aspirante a las letras.
Cuando nos habló del Siglo de Oro español teatralizó en el aula, sin decorados ni disfraces, a los personajes que debíamos conocer; que releo, hasta hoy, casi setenta años después, disfrutando al Conde Lucanor, Mateo Alemán y tantos otros que aun releo viendo las escenas como si yo hubiera estado presente en cada una. Recuerdo cuando se presentó escribiendo su nombre completo en el pizarrón, pero Claudio escrito desde la O final hacia la C inicial mientras con la derecha escribía Solar. Compuso ahí mismo, sin mayor preparación, una oda para que la tuviéramos como ejemplo de ese género literario: "Oh, botella,la más bella, la sin par, que estas frente a Claudio Solar..."
Fue para nosotros Don Quijote, pero también Sancho y hasta la sobrina insistiendo en quemar los libros de caballería (los cuadernos de los que se sentaban más adelant4), argumentos didácticos con los que, sin dudas, no solo nos acercó a los contenidos del programa sino, mucho mejor, nos hizo meditar y razonar sobre las contingencias de la vida, como lopensaron Lope de Vega, Cervantes, Quevedo...
Ojalá haya mil profesores como él, un elemento indispensable y fundamental para tener una Humanidad mejor.
Gracia, Claudio, no importando donde estes
Publicar un comentario