
Y si todo comienza por una equivocación de uno de los más regulares del equipo, que además es el capitán, la señal negativa es demasiado evidente. Porque Claudio Bravo no tuvo una correcta decisión cuando en el 25' salió a cortar un ataque de Fernando Torres, dejándole la pelota servida a David Villa, para que la enviara al fondo de la portería chilena. Fue el primer golpe para «la Roja», pero no el más duro. Después se equivocó Gonzalo Jara en una salida y permitió que Andrés Iniesta marcara el segundo tanto español con un toque preciso, a los 40'. Si el segundo tanto no fue suficiente, el desmoronamiento anímico llegó con otro error de parte del cuadro nacional. Porque también se equivocó Marco Estrada, quien confundió ímpetu con exceso de fuerza en el mediocampo, y cometió dos infracciones que debieron significar dos amarillas. Una vez fue perdonado, pero al final igual se fue expulsado, por otro cobro del juez, justo después del segundo tanto.
Y también se equivocó en su actuar Waldo Ponce, que debió recibir roja por una patada sin balón contra Fernando Torres. Igualmente se perderá el próximo partido (al igual que Gary Medel) por acumulación de amarillas. Por suerte no falló Rodrigo Millar, quien ingresó en el segundo tiempo, y entregó ilusión con su tanto en el 47', después de hacer rebotar su disparo en Gerard Piqué, para el descuento criollo.
Otra vez Brasil
Con todo, Chile vuelve a celebrar una clasificación a octavos de final en un Mundial, y al frente, tendrá a un rival conocido, que casi por costumbre, se mira hacia arriba.
El poderoso Brasil, ganador del Grupo G, será el próximo examinador del equipo de Marcelo Bielsa, el próximo lunes 28, en Johannesburgo. Y tiene muchas posibilidades de ser el último en Sudáfrica 2010, si la actuación chilena se acerca a la peligrosa experiencia con España, en Pretoria. Allí, de consumarse una derrota, ya no habrá nada que celebrar.
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