Temuco.- En un ambiente lleno de espiritualidad y con momentos de mucha emoción, se llevó a cabo en la Iglesia Catedral de Temuco, la celebración de la Misa Crismal, eucaristía en la cual se renuevan las promesas sacerdotales y se bendicen los oleos sagrados, utilizados en los sacramentos del bautismo, la confirmación y la unión de los enfermos.
La ceremonia religiosa tuvo un carácter especial dado el reciente terremoto y maremoto que azotó nuestro país y en el cual los párrocos y agentes evangelizadores de las zonas afectadas han debido realizar un esfuerzo especial para garantizar la continuidad de los servicios litúrgicos y el acompañamiento espiritual, pastoral y solidario, tan necesario en tiempos de dolor y adversidad.“Hemos vivido días difíciles” expresó en su homilía el Obispo de Temuco, quien señaló que “el amor del Señor se ha manifestado de manera muy especial entre nosotros, preservándonos de mayores daños (…) pero haciéndonos conscientes de las difíciles pruebas que han sufrido nuestros hermanos en otras regiones”.
El servicio religioso contó con la participación de todo el clero de la Diócesis San José, además de religiosas, seminaristas, diáconos y feligreses.
“Nos une el amor a Jesucristo y la conciencia de haber sido “llamados” por El, para ser los “anunciadores de su Reino entre los hombres” afirmó Monseñor durante su prédica, expresando que “al renovar hoy, nuestras promesas sacerdotales, reiteramos nuestro compromiso con El, en la responsabilidad de ser servidores del pueblo que El ha escogido”
En su mensaje el Obispo afirmó que en los tiempos que corren es necesario para el sacerdocio una mayor conciencia de lo que significa esta elección sobre todo para resistir las críticas que formulan desde sectores antagónicos al mensaje evangélico.”
“Hoy quiero recordar, ante todas las críticas que hemos recibido y nuestras propias debilidades, las palabras que nos dirigieron nuestros Obispos desde Aparecida:” valoramos y agradecemos con gozo que la inmensa mayoría de los presbíteros vivan su ministerio con fidelidad y sean modelo para los demás, que saquen tiempo para su formación permanente, que cultiven una vida espiritual que estimula a los demás presbíteros, centrada en la escucha de la Palabra de Dios y en la celebración diaria de la Eucaristía: “¡Mi Misa es mi vida y mi vida es una Misa prolongada!”
En su homilía Monseñor recordó que los sacerdotes tienen la misión de continuar la obra de Jesús en la tierra y que fue proclamada en el evangelio “dar la Buena noticia a los pobres, anunciar a los cautivos la libertad y a los ciegos la vista; dar libertad a los oprimidos y para anunciar el año de gracia del Señor” y llamó a los sacerdotes a ser imagen del Buen Pastor “el presbítero (…) está llamado a ser hombre de la misericordia y la compasión, cercano a su pueblo y servidor de todos, particularmente de los que sufren grandes necesidades”.
Tras sus palabras el Obispo procedió a la bendición del Santo Crisma, que es usado en las ordenaciones, confirmaciones, bautizos, consagración de altares e iglesias, siendo este último momento la parte culmine de la Eucaristía.
La celebración de Semana Santa continúa hoy jueves, a las 19:30 horas, en la Iglesia Catedral donde se desarrollará la Misa Institución de la Eucaristía y Adoración al Santísimo Sacramento, que antecede la celebración del Triduo Pascual. El triduo comprende el Viernes Santo, día en que Jesucristo muere crucificado; el Sábado Santo, un día de silencio de espera, y el Domingo de Resurrección o de Gloria porque Jesucristo ha vencido a la muerte. Con este domingo se inicia el tiempo pascual del año litúrgico.
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