A fines del año pasado las principales autoridades de gobierno señalaron que “Chile estaba blindado” ante la crisis económica producto de la seriedad con que había actuado los años anteriores.
Lamentablemente, los hechos demuestran que esta afirmación no era verdad. En nuestra Región la cesantía afecta a 41.640 personas y asciende al 10.5%, porcentaje al que hay que sumarle los trabajadores independientes o por cuenta propia, vinculados principalmente a la agricultura, el comercio, el transporte etc. cuyos ingresos actuales, en la gran mayoría de los casos, ni siquiera cubren los gastos mensuales.
En Temuco la cifra alcanza a 16.460 personas, en Angol a 2.230 lo que representa un 13,1% y 11,9% respectivamente, porcentaje superior al promedio nacional.
No es verdad que el dramático aumento de la cesantía sea culpa exclusivamente de la situación internacional. El estancamiento de nuestra economía se arrastra desde a lo menos 10 años y su origen se remonta al mal manejo que se hizo de la “Crisis Asiática” durante el Gobierno del Ex Presidente Frei que concluyó con más de 700 mil cesantes, un crecimiento prácticamente de cero y miles de PYMES en la bancarrota.
La falta de incentivos a la pequeña y mediana empresa, el abandono a los agricultores, la falta de capacitación a los trabajadores, la ineficiencia para mejorar los niveles de educación finalmente nos está pasando la cuenta, especialmente, a la clase media y las familias más modestas.
Un buen Gobierno puede revertir esta situación. Para ello, debe establecer incentivos a la inversión privada, apoyar la agricultura, fortalecer a las PYMES, permitir la flexibilidad laboral, establecer subsidios para la contratación de mano de obra y desarrollar proyectos de infraestructura de alta intensidad en mano de obra. En conclusión sí se puede derrotar la pobreza y aumentar el empleo. Solo se necesita un Gobierno que trabaje para todos los chilenos y no gaste el tiempo en ver como se aferra al poder.
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