miércoles, 5 de noviembre de 2008

Octogenario en fútbol de competencia

CAPITÁN PASTENE.- Se llama Humberto Giusti Yubini de 82 años, descendiente de colonos italianos llegados a fundar Capitán Pastene, y aún juega fútbol en su antiguo club «Traiguén Deportivo» que cumplió 105 años, pudiendo decirse que el club más antiguo tiene en sus filas al más longevo de los jugadores, difícil de creer, pero es así.
Humberto Giusti, «El Veco», como se le conoce popularmente, es muy estimado en la región pues desde joven destacó sus notables condiciones para el fútbol, en canchas de su pueblo natal, en Traiguén, Los Sauces, Angol, Victoria, donde fuera que lo llevara su pasión por su deporte. Viajaba de Capitán Pastene a Traiguén a jugar por los aurinegros del Traiguén Deportivo a la brava competencia de la ciudad donde competían, además: The Chileans, Miraflores, Liceo, Juvenil, Ferroviarios, entre otros y la rivalidad era enorme por la categoría de grandes jugadores que surgía generosamente en la tierra mallequina.
Giusti viajaba en el «tren Chico», desde Capitán Pastene a Saboya y de ahí en el «Tren Grande» hasta Traiguén, en cuya estación ferroviaria era esperado por socios del Club que lo llevaban volando al estadio a jugar, sin almuerzo, pues no había tiempo y el Veco a vestirse rápidamente y salir a la cancha a derramar clase y garra luciendo su espigada figura, más enaltecida por la camiseta aurinegra a rayas verticales.
Su elevada estatura hace recordar a internacionales argentinos como Rattin y Nestor Rossi.
El Veco cuenta que conoció en Capitán Pastene al joven Valentín Cantergiani, cuando era estudiante de seminario y hoy próspero empresario y presidente del Audax Italiano y como a otros notables coterráneos surgidos en la «Nueva Italia», como él, pienso.
El pasado domingo El Veco volvió a las canchas, a vestir de corto y jugó el inicio del Torneo Seniors con sus 82 años y que sirvieron para que en las tribunas, a los hinchas de antes se le humedecieran los ojos. Jugó solo 15 minutos lo que es comprensible y mostrando algo de lo mucho que fue.
Hace años, escuchamos desde la tribuna a un hincha preguntarle a viva voz ¿Veco, que comistes león, que estás tan bravo? al verlo disputar fieramente una pelota, porque así era el denuedo con que el noble ciudadano se prodigaba en la cancha.

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