miércoles, 5 de noviembre de 2008

La culpa no es de los jóvenes

Sr. Director y Editor:
Tal vez tampoco de los políticos que en tiempos de euforia electoral, hacen promesas que saben no siempre podrán cumplir. Con algunas excepciones, la juventud declara no estar interesada, desgraciadamente, en la política que cada día está más desprestigiada y tienen razón. Creo que los culpables somos los viejos, los mayores que hemos perdido los ideales, las ilusiones y nos hemos quedado con la experiencia, que la política, de nada nos sirve, nada soluciona.
La política que era el arte de bien gobernar, se ha transformado en el arte de armar partidos políticos, cada vez más fuertes, centralizados en Santiago en manos de caudillos con intereses y opiniones personales en nombre de un «pueblo», de unas «bases» que dicen constantemente estar consultando. La «experiencia» y la «fortaleza» del partido es lo primero. Las alianzas, las componendas las reparticiones de cupos son importantes y no pueden esperar. Ya vendrán las ideas nuevas, si las hay, las soluciones vendrán solas, el pueblo debe esperar. Por ahora lo importante es «el partido» y sus alianzas.
Es fácil eximir de culpa a los políticos a granel, salvo por el entusiasmo y facilidad con que hacen promesas porque creo que son generalmente sinceros cuando las formulan. Pero, como dice el refrán «otra cosa es con guitarra», y no saben que el presidente de un partido es el dueño y no la suelta así no más. Tal vez habrá que hacer algunos favores y concesiones.
Pasa algo parecido en los restaurantes, donde el que «tiene la sartén por el mango» es el cocinero y conviene estar bien con él y eso de que «el cliente siempre tiene la razón» pasa a ser sólo otra frase cliché, como la tan usada «soy un servidor público».
En resumen, en Chile hay demasiados partidos, algunos sin razón de existencia y la política partidaria no merece un comentario más serio que éste: las papas se dan muy bien en Chiloé y son famosas, pero la «papa grande» se da mejor en Santiago y los cocineros son siempre los mismos, son de allá.
Gabriel T. Servantí Cazes1.545.872-0

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